26 de agosto de 2014

No confundir la Ley de Dios


Martes XXI del tiempo ordinario

Mt 23,23-26


En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!’”.

COMENTARIO

Sigue Jesús con aquello que está relacionado con la Ley de Dios y con la comprensión de la misma en la vida ordinaria. Por eso acusa a los que actúan como no deben actuar y en contra de la voluntad verdadera del Creador.

Jesús pone en un nivel superior una serie de valores que los poderosos de su tiempo, que se suponían conocedores de la norma divina, olvidan con facilidad: justicia, misericordia y fe. Por eso dice que es lo que hay que practicar.

Jesús, como en otras ocasiones, manifiesta que lo importante no es lo de fuera del hombre sino lo de dentro que sale del corazón. Por eso lo que importa, según el Hijo de Dios, es tener un corazón puro y no podrido por las mundanidades y las avaricias humanas.

JESÚS, los que creen que conocen la Ley de Dios pero no lo hacen actúan contra la misma con conciencia contraria al Creador. Ayúdanos a no ser de tal tipo de personas.



Eleuterio Fernández Guzmán

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