31 de julio de 2014

Nos conviene saber qué somos




Jueves XVII del tiempo ordinario




Mt 13,47-53


En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: 'También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?' Dícenle: 'Sí'. Y Él les dijo: 'Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo'. Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí”


COMENTARIO

Es bien cierto que Dios hacía escogido un pueblo para que fuera, muy especialmente, el suyo. Por eso le transmitió su Palabra para que hiciera lo propio allá donde fuera. Por eso sus miembros se consideraban muy especiales.

Dios, sin embargo, que tiene a todos por hijos suyos (porque lo son), nos quiere a todos cabe sí y, por eso mismo, a todos nos llama con los gemidos inefables de su Espíritu. A todos nos llama y a todos nos espera.

Muchos aceptamos su llamada pero otros, conociéndolo, no la aceptan y se alejan del Padre porque tienen por bueno que el mundo les proporcionará mejor vida en la tierra ignorando que hay otra vida y que dura para siempre.


JESÚS, tus hermanos (todos los seres humanos) debemos querer, debemos, estar junto a Ti, junto al Padre. Ayúdanos a no salirnos del camino que lleva al definitivo Reino de Dios.




Eleuterio Fernández Guzmán


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