Viernes, 29 de mayo de
2014
Viernes VI de
Pascua
Jn
16,20-23a
“En
aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: ‘En verdad, en verdad os digo
que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero
vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está
triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no
se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo.
También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará
vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me
preguntaréis nada’”.
COMENTARIO
Como Dios lo sabe todo, Cristo sabia lo que iba a pasar en cuanto muriera de muerte terrible. Por eso avisa a sus discípulos más allegados y procura calmar su corazón y su alma.
Es cierto que el mundo, lo que rodea a los que le siguen, creerá que ha vencido al Maestro, a Aquel que les decía lo que no quería escuchar y a Aquel que, al fin y al cabo, tanto odiaban por lo que hacía pero, sobre todo, por lo que decía.
Sin embargo, sabe Jesús que quien en Él cree y quien en Él confía nada tiene que temer del mundo. Él iba a vencer a la muerte y al Demonio y eso les debía poner sobre el aviso de que ellos también vencerían a la muerte.
JESÚS, los que te siguen temían, mucho, por sus vidas y por lo que iba a pasar pronto. Pero Tú calmaste su corazón y su alma. Ayúdanos a no caer en tal tentación nunca.
Eleuterio Fernández Guzmán
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