31 de julio de 2013

Encontrar el Reino de Dios y no dejarlo


Miércoles XVII del tiempo ordinario


Mt 13,44-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: ‘El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.
‘También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra’”.

COMENTARIO

Cuando Jesús habla del Reino de Dios sabe a ciencia cierta a qué se refiere porque Él es Dios hecho hombre. Por eso sabe que nos conviene y nos interesa saber qué es pero también sabe que, muchas veces, no hacemos caso a lo que significa.

Dejar todo por el Reino de Dios es esencial para el discípulo de Cristo e hijo del Todopoderoso. Por eso Jesús pone el ejemplo del tesoro (algo de mucho valor) y lo equipara al Reino de Dios que, cuando se encuentra, todo lo demás deja de tener importancia.

Jesús está seguro que, como hermanos suyos que somos, queremos habitar las praderas del Reino de Dios y ocupar una de las estancias que nos está preparando. Por eso insiste en los ejemplos en los que es una realidad tan valiosa que todo hay que dejarlo por ella.



JESÚS, nos quieres tanto que insistes mucho en qué es el Reino de Dios. Es una pena que pueda dar la impresión de que no nos importa tanto como debería importarnos.





Eleuterio Fernández Guzmán


No hay comentarios:

Publicar un comentario