Viernes X del tiempo ordinario
Mt 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘Habéis
oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a
una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu
ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene
que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la
gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de
ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo vaya a la gehenna.
‘También
se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’. Pues yo os
digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace
ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio».
COMENTARIO
La Ley de Dios no es, ni como los
hombres querían que fuera en el tiempo de Jesús ni como los de ahora queremos
que sean. Es como es y, por eso mismo, su Hijo ha de hacerla cumplir o, al
menos, que entiendan cómo es.
Jesús siempre va más allá de lo
común. Por eso se preocupa de que comprendamos que par entrar en el definitivo
Reino de Dios debemos podar todo aquello que nos sobra porque ni lo hacemos
limpios no podremos entrar en él. Todo pecado, pues, ha de ser limpiado.
Jesús dijo que lo que había unido
Dios no podía separarlo el hombre. Dice, por tanto, la verdad cuando entiende,
yendo más allá del común pensar, que no cabe divorcio porque sería actuar
contra la expresa voluntad de Dios que estableció que un hombre y una mujer se
unieran para ser una sola carne y lo hicieran mediante el matrimonio.
JESÚS, la ley de Dios no siempre nos conviene. Por eso enseñas cuál
es de verdad y no lo que creemos, a nuestra conveniencia, que es. Pero, lo bien
cierto, es que no solemos tener en cuenta lo que nos dices.
Eleuterio Fernández Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario