15 de junio de 2013

Exacta Ley de Dios

  
Sábado X del tiempo ordinario

Mt 5,33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno’”.


COMENTARIO

La Ley de Dios, como muchas otras veces demuestra Jesús, es muy distinta de lo que muchos de sus contemporáneos, y a lo largo de los siglos desde que fue dada, creían. No pocas cosas eran distintas.

Jurar por Dios o, en su defecto, por cualquier otra realidad, era práctica común (incluso hoy lo es). Sin embargo, Jesús sabe que no está ni siquiera medio bien, hacer eso. Prescribe no jurar nunca, ni por Dios ni por nada de nada pues cada realidad tiene su fin determinado por el Creador.

Pero Jesús, en este diálogo, establece las bases de lo que es el verdadero comportamiento cristiano: la verdad es la verdad. No hay, por lo tanto, que tergiversarla y cuando una realidad se adecua a la verdad, no hay que cambiarla; cuando no se adecua, no hay que hacer como si se adecuara.



JESÚS,  donde es sí, ha de ser sí y donde es no, ha de ser no. Eso, que es tan sencillo de entender, es tan difícil de llevar a cabo…





Eleuterio Fernández Guzmán


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