Jn 10,22-30
"Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: '¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente'. Jesús les respondió: 'Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí (…). Yo y el Padre somos uno'".
COMENTARIO
Había muchos que no aceptaban lo que Jesús decía. No creían que fuera el Mesías enviado por Dios para salvar a Israel porque no parecía que hiciese nada para salvar a Israel.
Insisten algunos en que haga algo para demostrar que es el Hijo de Dios. Jesús, sin embargo, sabe que hay muchas formas de decir las cosas para que las entienda y en muchas ocasiones se lo ha dicho aunque ellos, al parecer, estaban ciegos y sordos.
El mejor testimonio que podía dar Jesús de Dios era hacer lo que hacía. Si, aquellos que le veían no eran capaces de entender que lo que llevaba a cabo el hijo del carpintero sólo podía ser obra directa de Dios, con mucha dificultada iban a entender lo demás.
JESÚS, los que no querían entender... en efecto, no entendían nada. Tenían el corazón cerrado y al alma echada a perder. Y eso es lo que, muchas veces nos pasa a nosotros.
Eleuterio Fernández Guzman
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