Domingo XXXII (B) del tiempo ordinario
Mt 25,1-13
“En aquel tiempo, dijo Jesús a las gentes en su
predicación: ‘Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje,
ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y
los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas
so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa’.
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba
cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho.
Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del
as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: ‘Os digo de verdad que esta
viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues
todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que
necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir’”.
COMENTARIO
Jesús sabía que había muchas realidades
espirituales que no eran comprendidas por aquellos que le seguían. Sin embargo,
siempre trata de hacerles ver lo importante que son algunas de ellas.
No gusta mucho al Hijo de Dios el que se pretenda
ocupar los primeros puestos en la sociedad. En realidad, como todo lo de este
mundo acaba perdiéndose y se apolilla supone un amontonamiento que no tiene
sentido alguno. Los últimos serán los primeros y, lógicamente, los primeros
serán los últimos.
Es muy fácil, por otra parte, desprenderse de lo
que a uno le sobra. No le damos valor y, por lo tanto, tampoco lo tiene que lo
hagamos por un fin, aunque sea, caritativo, porque en el fondo de nuestro
corazón existe el convencimiento de estar dando lo que no queremos. Y eso lo
tiene en cuenta Dios para avisarnos de qué es lo que no debemos hacer de cara a
la vida eterna.
JESÚS, Tener
en cuenta lo que en verdad nos importa está muy alejado, a veces, de nuestro
pensamiento que mira, las más de las veces, a los supuestos bienes de este
mundo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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