13 de noviembre de 2012

Hacer lo que debemos hacer




Martes XXXII del tiempo ordinario

Lc 17, 7-10

“En aquel tiempo, el Señor dijo: ‘¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’. ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’. ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’’”.

COMENTARIO

Es bien cierto que, como personas, queremos o tenemos la tendencia a que se reconozca lo que hacemos. Es natural, en nuestra naturaleza mortal, que busquemos, seguramente,  el agradecimiento y la gloria del mundo.

Las cosas, para Dios, son un tanto distintas, porque el Creador, que todo lo es y todo lo tiene, no ha de querer, para nosotros, una gloria mundana tan efímero y que queda aquí, en el mundo, cuando marchamos del mismo.

Debemos considerar nuestra situación en el mundo pero con relación a Dios. Nosotros ni somos nada comparados con el Todopoderoso ni podemos hacer nada sin Cristo. Por eso nos conviene que hagamos lo que debemos con arreglo a su voluntad ni no a la nuestra.

JESÚS, una cosa es lo que queremos hacer y llevamos a cabo y otra, muy distinta, es la que sustentaría en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Buscamos, sin embargo, lo que no nos corresponde buscar.




Eleuterio Fernández Guzmán

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