Jueves XV del tiempo ordinario
Mt 11,28-30
“En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘Venid a mí todos los
que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre
vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga
ligera’”.
COMENTARIO
En Jesús encuentra, quien lo busca y lo encuentra,
un remanso de paz que no olvidará nunca. Su Palabra, como es la de Dios,
infunde serenidad en el alma y nos favorecer una vida digna de ser así llamada.
Jesús hace recaer sobre sí mismo todo lo que nos
pesa y lo que es dificultad nuestra. En Él hallamos el descanso que tan
necesario nos es hoy en el mundo que nos ha tocado vivir. Y, aunque pueda
parecer otra cosa, seguir a Cristo no es dificultoso sino, en todo caso,
gozoso.
La humildad y la mansedumbre son virtudes que
debemos practicar porque Jesús las llevó a la realidad de su vida todo el
tiempo que conocemos de su vida pública.
Con ellos caminamos seguros hacia el definitivo Reino de Dios y con ellas
mostramos que, en verdad, somos hijos del Creador.
JESÚS, todo
lo que hiciste en tu vida pública es ejemplo de cómo debemos actuar nosotros.
Sin embargo, como muchas veces no nos conviene por nuestra mundanidad
seguirte... miramos para otro lado.
Eleuterio Fernández Guzmán
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