En determinadas ocasiones se producen intentos de
hacer de menos a determinados símbolos católicos como si los mismos no
formaran parte de la sociedad en la que vivimos y como si no hubieran
colaborado a ser lo que somos.
Seguramente, quien esté en contra de que tanto la Cruz como el
Crucifijo o la Santa Biblia tendrá más de una razón para que no sigan
apareciendo en ningún acto oficial o en cualquiera tipo de
circunstancias que llaman “públicas”. Sin embargo serán razones muy
alejadas de la realidad y seguramente se basarán en normas sobre las que
apoyan su pretensión de preterición de los maderos cruzados y de la
Palabra de Dios.
Sin embargo existen, con toda seguridad, unas verdaderas causas de
todo este extraño, pero comprensible para según qué mentalidades,
tejemaneje:
1.-Odio a la Iglesia
Claramente se manifiesta, con actitudes como las que llevan a
pretender que algo que es, en sí mismo, la representación de una fe que
une a millones de personas en España, desaparezca de actos públicos, una
animadversión algo enfermiza hacia la Esposa de Cristo que no hace más
que hacer efectivo un anticlericalismo algo caduco y rancio. Y esto
desde muchos puntos de vista ideológicos incluidos de los que se debería
esperar más comprensión.
2.-Odio a Cristo
Cuando alguien se ensaña de la forma que lo hace con el símbolo más
importante para un cristiano, como es la Cruz y contra la Sagrada
Escritura que es, al fin y al cabo, Palabra de Dios inspirada al hombre,
se hace con un consciente odio hacia el Hijo de Dios que vino a
recordarnos (“Para eso he venido”, dijo) que no quería abolir la Ley de
Su Padre sino, al contrario, a darle cumplimiento; a darle cumplimiento,
ni más ni menos. Y eso molesta cuando implica, tal actuación, un
posicionarse en contra del relativismo, del nihilismo y de otros muchos
-ismos que son contrarios a la misma existencia de Dios.
3.-Odio a lo religioso
Se pretende, además, encontrarse de frente con las ideas que puedan
surgir desde ambientes religiosos católicos porque, al fin y al cabo, lo
que no se entiende ni se estima ni se ama es el básico aspecto
religioso que toda persona tiene inscrito en su corazón. Tal
religiosidad le lleva, sin duda, a hacerse muchas preguntas que sólo
encuentran respuesta en Dios y que, así, salvan a la persona que se las
hace de la desesperación más grande porque Dios es la misma respuesta.
4.-Odio a lo católico
Concreción de lo religioso; concreción efectiva de la fe;
constatación de la presencia de Dios en el mundo. Se actúa contra esto
porque, evidentemente, no se quiere que aquello que ha conformado la
misma naturaleza de Europa siga persistiendo. Por eso se apoyan, por
otra parte, la islamización del viejo continente por dejación del
respeto que merece el catolicismo.
5.-No controlar, del todo, a la población religiosa
Pero, además, no se quiere dejar de tener bajo el control del Estado,
a todas aquellas personas que, diciéndose católicas, no admiten ciertos
comportamientos ni ciertas legislaciones que son muy contrarias a sus
creencias. Las personas que, sin dejarse dominar por respeto humano que
valga, salen a la calle a defender a la Familia o a la Educación, son,
para tales pensamientos totalitarios, deleznables y desechables para la
sociedad que pretenden construir.
6.-Odio a los símbolos
Por si todo esto fuera poco, querer hacer desaparecer tanto la Cruz
como la Biblia es un proceder puramente censor porque es querer que no
se aprecie lo que es, con toda su fuerza, algo presente en la vida de
millones de españoles.
Hay, también, otro tipo de razones en las que se apoyan aquellos que
pretenden que símbolos católicos como la cruz o la misma Biblia, para
que vengan a menos. Son, por ejemplo, los que siguen:
1.-No querer que los católicos nos manifestemos en la vida pública
Al fin y al cabo lo que se quiere es que, precisamente, el
catolicismo no tenga vida pública porque, ciertamente, es muy poco
conveniente para un poder que pretende controlarlo todo y que no se le
escape, de su malévolo redil, ninguna víctima del horror de su mando ha
de ser un objetivo a alcanzar.
Así, si el católico lleva a cabo su fe en la Sacristía o en la
intimidad de su casa, piensan los censores, se irá diluyendo lo
religioso de la sociedad española. Han de creer, por tanto, que están
llevando a cabo una actividad a largo plazo y, por ejemplo, tratan de
controlar las mentes de nuestros hijos o de los hijos de otros, con
Educación para la Ciudadanía que tanto es defendida tanto por la
izquierda como por cierta derecha venida a menos espiritualmente
hablando y dominada, en el fondo, por el mundo y lo mundano.
2.-Transformar la sociedad a su gusto
El resultado de toda esta aberrante forma de actuar es que se quiere
convertir a la sociedad española en otro tipo de sociedad que adore a
otros dioses menores (el dinero, el tener sobre el ser, el egoísmo, el
relativismo, etc.) que son los nuevos baales, diosecillos de barro, de
nuestro tiempo.
Para llevar a cabo tal barbaridad histórica y moral no pueden dejar
de atacar cualquier símbolo, cualquier libro religioso que pueda suponer
unión y cierto desdén hacia el poder. En fin, cierta animadversión
elemental y básica hacia quien quiere hacer de su capa de mando un sayo a
su medida ideológica.
Pero, para desgracia de tantos tergiversadores de la realidad (de uno
y otro signo político), lo bien cierto es que tales símbolos están a
nuestro lado y hasta el fin de los tiempos estarán con nosotros. Y
contra eso, poco van a poder hacer.
Eleuterio Fernández Guzmán
Publicado en Análisis Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario