7 de marzo de 2024

Así enseña Cristo

Lc 11, 14-23


"Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: 'Éste expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios'. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de Él un signo que viniera del cielo.

Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: 'Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿Cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama'”.  

COMENTARIO

Era de lo más normal que aquellos que no querían, para nada, al Hijo de Dios ni querían escuchar lo que decían, aprovecharan cada ocasión para tratar de zaherirlo. Sin embargo, como siempre pasa, cuando eso intentaban salían siempre escaldados...

Que Jesucristo dominaba a los demonios no era nada raro porque era Dios hecho hombre. Pero eso, que tan sencillo es de entender, habían quien no quería entenderlo y lo tenían, ¡qué barbaridad!, por discípulo de Satanás. En fin...

Pero lo mejor viene al final cuando el Hijo de Dios dice eso de que "el que no recoge conmigo, desparrama". Y eso, que es tan importante para poder situarnos donde nos corresponde situarnos (detrás de Él y a su lado) habían quien no quería entenderlo porque, pensaban, no les convenía para nada...

JESÚS, gracias por enseñarnos con tanta claridad. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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