1 de noviembre de 2023

Bienaventurados seamos


Mt 5, 1-12a

"Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

'Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron'".

COMENTARIO

Aunque en el Evangelio de San Lucas también se recogen las Bienaventuranzas, digamos, de una forma más concentrada, el caso es que el espíritu que vive en las de Lucas y las de Mateo es el mismo: Cristo vino al mundo a establecer, de verdad, la Ley de Dios.

Todo lo que el Hijo de Dios nos dice en este texto muy conocido de San Mateo tiene todo que ver con lo que debemos querer y anhelar que no es otra cosa que nuestra salvación eterna. 

Nosotros debemos querer ser felices, bienaventurados, como aquí nos dice Jesucristo porque es la única manera, la única salvo otra Voluntad de Dios a nuestro respecto, de vivir siempre junto al Todopoderoso en el Cielo.

JESÚS,  gracias por marcarnos el camino hacia Ti de forma tan clara. 

Eleuterio Fernández Guzmán 

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