20 de mayo de 2021

Con Dios y Cristo

Jn 17, 20-26


"A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:

'Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -Yo en ellos y Tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí. Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero Yo te conocí, y ellos reconocieron que Tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos, y Yo también esté en ellos.'"



COMENTARIO

No es poco cierto que lo que el Hijo de Dios le dice a su Padre del Cielo es más que conveniente para sus hermanos los hombres. Y es que, al tener una relación tan cercana con el Creador, puede pedirle en bien nuestro y ser escuchado y más que escuchado.

Insiste mucho Jesucristo en que debemos ser uno como Dios y Él son Uno. Y para eso no basta con decir “Señor, Señor” sino, en todo caso, tener muy en cuenta lo que nos dice el Todopoderoso y llevarlo a la práctica.

Es importante darse cuenta de que sabía Jesucristo que sus discípulos de entonces iba a ir por el mundo comunicando la Buena Noticia y que eso era importante para la humanidad entera y toda. Y es que sin ella no habría salvación.




JESÚS, gracias por insistir, con tu corazón, en defensa de tus hermanos.



Eleuterio Fernández Guzmán

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