Mt
3,13-17
“13
Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser
bautizado por él. 14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: ‘Soy yo el que
necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?’ 15 Jesús le respondió:
‘Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.’» Entonces le
dejó. 16 Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos
y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. 17 Y
una voz que salía de los cielos decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me
complazco.’”
COMENTARIO
Ya
podemos imaginar la situación por la que estaba pasando Juan el Bautista. Y es
que aunque Jesús era su primo también sabía que era en enviado de Dios y eso
debía pesarle mucho en el corazón.
Juan
no quería bautizar a Jesús. Y no es que se quisiera mostrar rebeldía o algo por
el estilo, no, sino que, por saber que era el Hijo de Dios Aquel a quien debía
bautizar creía que la cosa debía ser al revés.
El
Hijo de Dios sabía a la perfección que era, eso, el Hijo de Dios. Por eso no
podía impedir lo que Dios quería que se hiciese. Y por eso se oyeron aquellas
palabras del Todopoderoso sobre su amor hacia Jesús y sobre su complacencia
con Él.
JESÚS, gracias por haber sabido cumplir con la misión que
tenías encomendada.
Eleuterio Fernández Guzmán
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