Jn 16, 5-11
“5
Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta:
“¿Dónde vas?” 6 Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han
llenado de tristeza. 7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo
enviaré: 8 y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en
lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; 9 en lo referente al
pecado, porque no creen en mí; 10 en lo referente a la justicia porque me voy
al Padre, y ya no me veréis; 11 en lo referente al juicio, porque el Príncipe
de este mundo está juzgado.”
COMENTARIO
No
es nada de extrañar, ni debe, por tanto, extrañarnos, que cuando el Hijo de
Dios dijo a sus discípulos más cercanos que iba a marcharse a la casa de su
Padre, mucho sintieran una gran desazón en su corazón.
Jesucristo
sabe, de todas formas, que es una realidad que no se puede soslayar y, por
tanto, deben saber a qué atenerse y qué va a ser de Su vida y de sus vidas.
Es
conveniente que Jesucristo se marche a la Casa del Padre porque, de hacerlo,
podrá enviar a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad que cumplirá con su
misión de forma más que perfecta. Y por eso debían alegrarse.
JESÚS, gracias por enviar al Espíritu Santo a
que nos susurre en el corazón.
Eleuterio Fernández Guzmán
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