7 de enero de 2019

Y cumplió Cristo con su misión


Mt 4, 12-17.23-25

12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; 14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: 15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! 16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado». 23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. 25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.”


COMENTARIO

Jesucristo, que sabía más que bien que era el Mesías, sabe que, cuando llegue el momento oportuno, sabrá que debe dar comienzo su misión predicadora. Y llega cuando conoce que su primo Juan había sido apresado porque sabe que su futuro no puede ser muy alentador al haber caído en manos de un pecador. Y comienza a predicar la conversión porque es bien cierto que tiene conocimiento perfecto acerca de cómo se alcanza la salvación. Y tal es la Buena Nueva, la Buena Noticia que lleva al mundo conocido entonces. Y, por eso, no nos extraña nada de nada que hubiese un gran número de personas que, escuchando la voz y la palabra de quien enseñaba con autoridad, les prometía el Cielo a cambio de una conversión verdadera y no falsa.



JESÚS, gracias por predicar la conversión de los corazones.

Eleuterio Fernández Guzmán

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