3 de enero de 2019

Cumpliendo, siempre, la Ley de Dios


Lc 2, 21-24


“21 Cuando se cumplieron los ocho días para circundidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno. 22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos,según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor 23 como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor 24 y para ofrecerle en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.”

COMENTARIO

Por si no era ya suficiente con ver que la Sagrada Familia cumplía la Ley al haber acudido, antes del nacimiento del Hijo de Dios, a Belén para inscribirse en el censo ordenado hacer, ahora los vemos haciendo lo propio, no ya con la ley del hombre, sino con la de Dios. Y acuden a circundidar al recién nacido y, luego, a presentar al Niño a Dios. Y es que todo primer hijo debía ser presentado al Todopoderoso y, digamos, para rescatarlo, entregar determinadas ofrendas con la cuales se hacía tal cosa. Y, para que veamos que la Sagrada Familia no era una que lo fuera potentada o poderosa, hace entrega de los más humilde de entre los ofrecimientos en sacrificio. Y es que Dios que, en su bondad, quiso que las cosas sucedieran como sucedieron, así lo quería.

JESÚS, fuiste presentado a tu Padre del Cielo y allí se quedó tu corazón.

Eleuterio Fernández Guzmán


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