3 de septiembre de 2018

¡Cuidado con creernos demasiado importantes!



Lc 4, 16-22.24-27.29-30



“16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 19 y proclamar un año de gracia del Señor. 20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles: ‘Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy’. 22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: ‘¿No es éste el hijo de José?’

24 Y añadió: ‘En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria’. 25 ‘Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio’.

29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.”


COMENTARIO

Cuando el hijo de María y de José le dan el volumen del profeta Isaías todos estaban esperando para ver qué pasaba. Y, al parecer, a nadie le disgustó lo que dijo: se había cumplido lo escrito aquel mismo día.

Sin embargo, el Hijo de Dios conocía el corazón de muchos de los allí presentes. Entonces les revela algo que no les va a gustar: Dios no es un Dios de un solo pueblo, el judío, sino que lo es de todos.

Eso no les gusta nada a quien se creía el pueblo no sólo elegido sino el único a quien Dios protegía. Y querían despeñarle. Sin embargo, aún no había llegado el momento de entregar su vida, aún no.



JESÚS,  ayúdanos a tener fe en Dios Padre Todopoderoso y a reconocerlo como Padre de todos.



Eleuterio Fernández Guzmán

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