Lc 4, 24-30
“24
Y añadió: ‘En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.’
25 ‘Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías,
cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo
el país; 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de
Sarepta de Sidón. = 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta
Eliseo, y
ninguno
de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.’ 28 Oyendo estas cosas, todos
los de la sinagoga se llenaron de ira; 29 y, levantándose, le arrojaron fuera
de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual
estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 30 Pero él, pasando por medio de
ellos, se marchó.”
COMENTARIO
No
podemos negar que el Hijo de Dios sabía muy bien lo que debía decir en cada
momento. Otra cosa es que lo que dijera fuese políticamente correcto. Él, sin
embargo, no se arredraba ante las persecuciones y las amenazas.
Los
ejemplos que pone sobre la misericordia de Dios no gustan a muchos. Y es que
decir que hubo un tiempo en el que el pueblo elegido por Dios no fue
beneficiado por su Creador sino unos extranjeros… eso era demasiado para
algunos.
Querían
matarlo. Eso tampoco era extraño porque decía cosas que los poderosos no
querían escuchar. Sin embargo, aún no había llegado el momento en el que
Jesucristo iba a dar su vida en rescate por muchos.
JESÚS, ayúdanos
a no dudar nunca de Ti.
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