Lc
6, 20-26
“20
Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: ‘Bienaventurados los
pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 21 Bienaventurados los que tenéis
hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora,
porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando
os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo
del hombre. 23 Alegráos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande
en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. 24 «Pero ¡ay
de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. 25 ¡Ay de
vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que
reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. 26 ¡Ay cuando todos los
hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los
falsos profetas.”
COMENTARIO
Lo que dice Jesucristo en
este texto del Evangelio de San Lucas, las conocidas “Bienaventuranzas” tiene
todo que ver con lo que quiere Dios de nosotros y con lo que, en verdad, somos
nosotros.
El Hijo de Dios quiere lo
mejor para sus hermanos los hombres. Por eso va detallando, uno a uno, los
principios que se deben seguir y que, de olvidarlos, nos puede llevar a una
verdadera enemistad con el Todopoderoso.
No es esto lo peor sino,
sólo el principio de lo peor. Y es que Jesucristo avisa. Lo que nos dice tiene
que ver lo que “recompensa” que tienen aquellos que no siguen las
Bienaventuranzas. Y no podemos decir que sea nada bueno sino, al contrario,
malo y muy malo.
JESÚS,
ayúdanos a ser
bienaventurados.
Eleuterio Fernández
Guzmán
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