Mt
22, 24-40
“24 ‘Maestro,
Moisés dijo: Si alguien muere sin tener hijos, su hermano se casará con la
mujer de aquél para dar descendencia a su hermano. 25 Ahora bien, había entre
nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió; y, no teniendo
descendencia, dejó su mujer a su hermano. 26 Sucedió lo mismo con el segundo, y
con el tercero, hasta los siete. 27 Después de todos murió la mujer. 28 En la
resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos la tuvieron.’
29 Jesús les respondió: ‘Estáis en un error, por no entender las Escrituras ni
el poder de Dios. 30 Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas
marido, sino que serán como ángeles en el cielo. 31 Y en cuanto a la
resurrección de los muertos, ¿no habéis leído aquellas palabras de Dios cuando
os dice: 32 = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? =
No es un Dios de muertos, sino de vivos. 33 Al oír esto, la gente se
maravillaba de su doctrina. 34 Mas los fariseos, al enterarse de que había
tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, 35 y uno de ellos le
preguntó con ánimo de ponerle a prueba: 36 ‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento
mayor de la Ley?’ 37 El le dijo: = ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma y con toda tu mente. = 38 Este es el mayor y el primer
mandamiento. 39 El segundo es semejante a éste: = Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. = 40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.’”
COMENTARIO
Querer
trampear a Jesús
Había muchos que, de una
forma o de otra, querían que aquel Maestro que enseñaba con más autoridad que
ellos mismo, cayera en una trampa. Y le preguntan cosas que, a no ser que se
trate de verdadera ignorancia por parte de los que pregunta, son muy fáciles de
responder.
El
Hijo de Dios es Dios mismo
Que Jesucristo sepa
responder tan bien a lo que se le pregunta, a nosotros, no nos extraña nada de
nada. Y es quien ha creado todo y todo mantiene no va a tener problema alguno
en saber qué es lo que importa para la vida de un hijo de Dios.
Lo
que, verdaderamente, importa
De todas formas, lo que
es crucial conocer es que el Hijo de Dios, Dios mismo, nos dice a qué debemos
atenernos: amar al Todopoderoso como a nosotros mismos y, luego, a nuestro
prójimo. Y no es poco lo que eso significa.
JESÚS,
ayúdanos a cumplir la
Ley de Dios lo mejor posible.
Eleuterio Fernández
Guzmán
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