27 de abril de 2017

Creer siempre y siempre creer

Jueves II de Pascua

Jn 3,31-36

El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.

COMENTARIO

Este texto del Evangelio de San Juan pone sobre la mesa una realidad bien importante para un hijo de Dios y discípulo de Cristo: ¿es importante para nosotros Dios y la vida eterna o no lo es?

El Hijo de Dios expone lo que es bueno y lo que es malo. Para eso habla del Cielo, de los que vienen del Cielo. Y ha de querer decir y referirse a los que creen en Dios que, por eso mismo, son del Cielo.

Hay, sin embargo, algo reservado para aquellos que rehúsan creer y se alejan de Dios todopoderoso: la cólera de Dios. Y es que el Creador es bueno pero también es justo y no puede tener la misma consideración para aquellos que no creen en Él a sabiendas de su existencia y de su realidad.


JESÚS, ayúdanos a creer siempre en Dios Padre Todopoderoso y Creador nuestro.



Eleuterio Fernández Guzmán

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