Jn
10, 27-30
“Mis ovejas escuchan mi voz;
yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán
jamás, y nadie las arrebatará de mi
mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede
arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.”
COMENTARIO
Seguir a Cristo supone
darse cuenta de que es el Buen Pastor. Como tal no ha de perder a las ovejas
que Dios le ha entregado para que las guíe. Y, como tal, las lleva a campos
donde pueden alimentarse, a los campos de la Palabra de Dios.
Jesús lo dice con toda
claridad: las ovejas que le siguen recibe mucho más de lo que dan: la vida
eterna. Es por eso que les conviene mucho más que mucho seguir al Buen Pastor.
El poder de Dios se nota
en esto: nadie, ni el Maligno, puede arrebatar a las ovejas que siguen el Buen
Pastor. Es decir, quien sigue a Cristo y confiesa que es el Hijo de Dios,
engendrado y no creado, nunca será arrebatado por Satanás.
JESÚS,
ayúdanos
a seguirte siempre y a no mirar para otro lado.
Eleuterio Fernández Guzmán
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