Jueves XXX
del tiempo ordinario
Lc 13,31-35
“En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le
dijeron: ‘Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte’. Y Él les dijo: ‘Id
a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y
mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado
siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.
'¡Jerusalén,
Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados.
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo
las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os
digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito
el que viene en nombre del Señor!’”.
COMENTARIO
Este
texto del evangelio de san Lucas muestra a un Jesús triste. Y es que se
entristece el Hijo de Dios porque sabe lo que están pensando muchos acerca de
su predicación de aquello que lleva haciendo a lo largo de los caminos.
Jesús
sabe que Herodes lo quería ver. Lo quería hacer por curiosidad pero, más que
nada, porque quería terminar con aquel del que decían que era Rey. Pero Jesús
no se aleja de tal persona sino que sigue con su predicación y su labor.
Pero
Jesús está triste. Sabe que está llevando a cabo una misión de la que muchos
huyen. Aunque haya quien le sigue también hay quien quiere acabar con su vida.
Por eso les pone sobre el aviso de lo que va a pasar a lo largo de su vida y,
luego, de su muerte.
JESÚS, ayúdanos a confiar
siempre en Ti.
Eleuterio
Fernández Guzmán
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