16 de octubre de 2014

Las cuentas que pide Dios




Jueves XXVIII del tiempo ordinario


Lc 11,47-54

En aquel tiempo, el Señor dijo: ‘¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: ‘Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán’, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido’”. 


COMENTARIO

Jesús que, por ser Dios mismo hecho hombre, conocía toda la historia del pueblo elegido, sabía que había cosas que no gustaba escuchar por parte de muchas personas de tal pueblo. Y hablar de los profetas que había muerto no era un tema predilecto.

Sabe Cristo que los que a le persiguen a Él hicieron lo mismo con otros profetas que Dios suscitó de entre los suyos. Aquellos que quiso el Creador que fueran su voz, transmitían la voluntad del Todopoderoso. La misma no concordaba, muchas veces, con la de los hombres.

Pero lo que más terrible le parece a Jesús es que aquellos que deberían mantener la Ley de Dios no sólo la estén tergiversando en su propio interés sino que, además, hagan todo lo posible para que no se abran los ojos de los ciegos en espíritu. Eso no puede consentirlo el Hijo de Dios. De ahí su terrible juicio.

JESÚS, ayúdanos a tener por verdadera la Palabra de Dios y a ponerla por obra.

Eleuterio Fernández Guzmán


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