Como cada año se nos
llama a presentar nuestra declaración de la Renta. También es momento,
por tanto, de reconocer lo que hace la Iglesia católica por el prójimo
y, por supuesto, indicar que la parte del impuesto que corresponde
pagar se pague a la Esposa de Cristo aunque, es cierto esto, se puede
marcar la casilla que indica que también se dirija tal cantidad de
dinero (que no se nos quita, no lo olvidemos) a “otros fines sociales”
pues también se beneficia la organización de la Iglesia católica en
otros aspectos y circunstancias.
Los datos oficiales
nos acercan a lo que hace la Iglesia católica. Más o menos, la misma
atiende a lo siguiente:
-23.000 parroquias
-850 monasterios de
clausura
-200 hospitales y
ambulatorios
-300 guarderías
-900 orfanatos
-1.600 centros de
acogida y reinserción Social y Familiar.
Pero, claro, también
hay que tener en cuenta a los sacerdotes, obispos, religiosos y
religiosas que, como hermanos y hermanas nuestras, llevan a cabo una
labor que es, sencillamente, impagable.
Pero es que, además,
se atiende a lo siguiente:
-Más de 400.000
personas hospitalizadas y asistidas en centros hospitalarios de la
Iglesia católica.
-Más de 850.000
personas asistidas en ambulatorios y dispensarios.
-Más de 60.000
personas asistidas residentes o asistidas en casas para ancianos o
discapacitados.
-Más de 11.000
personas asistidas en orfanatos y centros de tutela de la infancia.
-Más de 11.000
personas asistidas en guarderías infantiles.
-Más de 54.000
personas asistidas en centros de educación especial.
-Más de 325.000
personas asistidas en otros centros de asistencia social.
-Más de 80.000
personas asistidas en consultorios familiares.
En realidad,
cualquiera que no se haga el ciego voluntario sabe que esto encierra
una gran verdad y que, por lo tanto, debemos responder, quien haga la
declaración de la renta, de la forma obligada: marcando la casilla que
corresponde marcar a un católico o a una persona que, no siéndolo,
sabe lo que hay en este aspecto.
Son, por tanto, cifras
que muestran la entrega a los demás y el cumplimiento de la voluntad
de Dios que se centra, sobre todo, en servir, y, por lo tanto, en
amar. Y, siendo cierto que es obligación hacerlo así no es menos
cierto que se debe reconocer de la forma que sea y que, ahora mismo,
existe ésta.
No
olvidemos que la fe también se demuestra con obras.
Eleuterio Fernández Guzmán
Publicado en Soto de la Marina
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