27 de febrero de 2012

Alcanzar la vida eterna



Mt 25,31-46

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

‘Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna’”.


COMENTARIO

Jesús entendía que considerarse hijo de Dios debía suponer llevar a la práctica la voluntad del Creador. Por lo tanto, no era entendible que al alguien dijera que era descendencia del Padre y luego, por ejemplo, no atendiese a quien necesitaba ayuda.

Jesús sabía que las personas que necesitaban determinado tipo de auxilio o ayuda debían ser auxiliadas o ayudadas. Además, tenía lo hecho a los demás como hecho a Él mismo porque consideraba que siendo todos hijos de Dios tenía como propio lo que le pasaba a su prójimo.

No podemos negar que lo que hacemos en esta tierra ha de tener consecuencias en la vida eterna. Así, hacer la voluntad de Dios ha de tener premio eterno y la vida eterna como destino. Al contrario, quien hacía lo que no debía, no podían esperar lo mismo.

JESÚS,  aunque ibas a morir por todos, no todos se van a salvar porque no todos aceptaron tu mensaje ni todos lo aceptan hoy día. A pesar de que lo que dices es claro y se entiende a la perfección, muchas personas no se acercan de ti y prefieren al mundo.




Eleuterio Fernández Guzmán


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