28 de octubre de 2011

Apóstoles


 

28 de Octubre: San Simón y san Judas, apóstoles



Lc 6,12-19



“En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.



Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos!





COMENTARIO



Jesús tenía que hacer todo lo posible, en primer lugar para su mensaje se conociera y, en segundo lugar para que cuando le llegara el momento de subir a la Casa del Padre permaneciera para siempre. Y escoge a sus apóstoles entre los que creyó harían bien su labor.



Aquellos hombres tenían que cumplir una misión para la que, entonces, aún no estaban preparados y les esperaba un tiempo de aprendizaje junto al Mesías propio de aquellos que aprenden al lado del Maestro.



Mucha gente ya conocía a Jesús y tanto discípulos suyos como personas que no lo eran le salían a los caminos para verlo y, si eso era posible, verse curados de sus enfermedades. Tenían confianza en la persona de Jesús y, por eso mismo quedaban sanados y los espíritus inmundos salían de sus cuerpos.





JESÚS, escogiste a los que creíste harían bien su trabajo. Ellos eran personas, seguramente, sin conocimientos o, por decirlo así, no eran de los sabios de tu tiempo. Sin embargo, harían todo lo posible para no defraudarte aunque, a veces, como sabemos, eso no fue así. Y eso es lo que, muchas veces, nos pasa a nosotros.







Eleuterio Fernández Guzmán













































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