22 de agosto de 2011

Hipócritas

Lunes XXI del tiempo ordinario



Mt 23,13-22



“En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: ‘Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!’ ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: ‘Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado’. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él’”.



COMENTARIO


No había venido Jesús a ser complaciente con los poderosos espiritualmente hablando. Tenía que hacer cumplir la voluntad de Dios, su Ley, y, por eso mismo, dice lo que no gusta a muchos de los que le escuchan.


A Jesucristo no le gusta que cuando alguien está tratando de cumplir la voluntad de Dios haya personas que obstaculicen lo que tratan de hacer. Si, además, tales personas son las que se supone entienden de la ley del Creador es mucho peor.


Si había algo que molestaba mucho a Jesús era el comportamiento hipócrita de muchos que se decían creyentes pero que, a la hora de la verdad, no eran más que embaucadores de los fieles de Dios que los llevaban por el camino equivocado.




JESÚS, cumplir la voluntad de tu Padre era, y es, lo más importante que un fiel discípulo tuyo puede hacer. Por eso no puede ser del agrado de Dios que se haga como que se cree pero, en realidad, no se sigua su voluntad. Nosotros, a veces actuamos, además, como si el Creador no nos viera y no conociera nuestro corazón.




Eleuterio Fernández Guzmán

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