5 de febrero de 2011

Predicando y aprendiendo


Mc 6,30-34

“En aquel tiempo, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: ‘Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco’. Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.”


COMENTARIO

Cuando los apóstoles volvieron de la misión que les había encomendado Jesús lo hicieron gozosos de haber visto que habían sido capaces de cumplir con ella. Fueron fieles a lo que les había dicho el Maestro.

Jesús, sin embargo, también se cansaba porque sus seguidores no dejaban de pedir por sus muchas necesidades y Él no podía dejar de darles aliento y ayuda. También tenía, por eso, que ir con sus apóstoles para enseñarles a un lugar apartado.

No pudo, sin embargo, evitar sentir compasión de aquellos que le seguían porque estaban, en cierto modo, como ovejas sin pastor. Jesús es el Pastor Bueno que lleva al redil a sus ovejas y, por eso, no dejaba de instruirles.




JESÚS, nunca dejaste de atender a los que te seguían y pedían tantas cosas... Habías salido, como tú mismo dijiste, para eso y cumpliste la misión que tu Padre te había encomendado de forma perfecta y llena de gozo. Nosotros, los que te seguimos y queremos, al menos, tocar también el manto de la Palabra de Dios, queremos no dejarte nunca aunque eso pudiera cansarte. Perdona, en nosotros, tal ansia de eternidad.





Eleuterio Fernández Guzmán

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