17 de julio de 2014

El yugo de Cristo



Jueves XV del tiempo ordinario

Mt 11,28-30

En aquel tiempo, Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.

COMENTARIO

Jesús sabe que el ser humano tiene problemas a lo largo de su vida y que debe refugiarse de tal forma que pueda sobrellevarlos. Él ha venido a salvar lo que estaba enfermo y a quien sufría algún tipo de apartamiento de la sociedad.

Para que cada cual sea capaz de sobrellevar aquello que le pasa nada mejor que acogerse a Cristo. El caso es que solemos pensar que ser discípulo del Hijo de Dios es difícil porque supone mucho para nuestro mundano proceder. Sin embargo, Jesús sabe que eso no es cierto.

El yugo de Cristo es suave y su carga es suave. Por eso Jesús nos acompaña siempre y siempre está con los que sufren algún tipo de padecimiento. Sufre con ellos, con nosotros, y nos lleva por el camino recto hacia el definitivo Reino de Dios.


JESÚS, nos acompañas siempre en nuestros momentos de tribulación. Ayúdanos a aceptar tu auxilio y tu apoyo.



Eleuterio Fernández Guzmán

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