6 de abril de 2013

Creer que Cristo ha resucitado


Sábado de la octava de Pascua

Mc 16,9-15

“Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación’”.

COMENTARIO

Ciertamente eran incrédulos aquellos discípulos que tan de cerca habían seguido al Maestro. Muchas veces les dijo lo que iba a pasar e, incluso, en la Última Cena lo certificó con su Cuerpo y con su Sangre. Sin embargo ellos no acababan de entender nada.

María Magdalena y los de Emaús les dicen que han visto al Señor. No creen o, a lo mejor, no pueden creerlo porque actúan, en exclusiva, como seres humanos y no creen más que lo que ven y pueden tocar como le pasó, por ejemplo, al apóstol Tomás.

Jesús hace algo que ha sido crucial, desde entonces, para la humanidad: envía a sus apóstoles a ir por el mundo y decir que el Reino de Dios, la Buena Noticia, es cierta y que puede ser proclamada. Y lo tienen que hacer a todos y no sólo al pueblo judío.



JESÚS, tus apóstoles no creen que has resucitado. Sin embargo, les das pruebas más que suficientes de que ha sido así. Nosotros, demasiadas ocasiones, nos pasa lo mismo.




Eleuterio Fernández Guzmán


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