30 de agosto de 2017

No ser nunca sepulcro blanqueado


Mt 23, 27-32

“27 ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! 28 Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. 29 ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, 30 y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’ 31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. 32 ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres! 33 ‘¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?’”.


COMENTARIO

No podemos negar, porque sería faltar a la realidad de las cosas, que Jesucristo, muchas veces, no utilizaba un lenguaje dulce y agradable. Y es que la misión que debía cumplir era tan importante que de nada valían ni servían las medidas tintas.

A los que quieran escucharle, a los que entonces, allí mismo, le escuchaban, lo dice todo para que se entienda: hay personas, los considerados sabios y guías religiosos, que son más apariencia que otra cosa. Por eso Jesucristo los llama sepulcros blanqueados porque, por fuera, pueden parecer puros pero, por dentro, están podridos.

De todas formas, sabe el Hijo de Dios que muchos de aquellos que le escuchan y que se sienten zaheridos, no van a cambiar ni de idea ni de camino, van a seguir equivocándose. Por eso sabe que van a seguir la misma senda que aquellos que mataron a los profetas: a la fosa de la que tanto habla el salmista.


JESÚS, ayúdanos a no ser como aquellos sepulcros blanqueados.


Eleuterio Fernández Guzmán

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