9 de septiembre de 2015

Bienaventurados


Miércoles XXIII del tiempo ordinario


Lc 6,20-26

En aquel tiempo, Jesús alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: ‘Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. 
‘Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas’”.

COMENTARIO

Jesús pone sobre la mesa aquello que es importante para el definitivo Reino de Dios. Las cosas no son como muchos habían creído que eran y eso le causa muchos problemas. Sin embargo sabe que debe comunicar lo que es la voluntad de Dios.

Bienaventurados son, para Cristo, aquellos que Dios ama porque sabe que sufren. Aquellos que pasan hambre de Dios porque no se lo muestran en su verdad; aquellos que son perseguidos porque han conocido al Padre y sus perseguidores quieren ocultarlo. Pero ellos deben alegrarse porque son los escogidos de Dios.

También hay quien va a sufrir su forma de ser, su forma de actuar. Aquellos que, teniendo bienes no han sabido hacer uso de ellos en beneficio del prójimo necesitado y aquellos que, en general, que no han comprendido la voluntad de Dios.

JESÚS, ayúdanos a comprender la voluntad del Padre.



Eleuterio Fernández Guzmán

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