9 de febrero de 2023

Lo que puede la fe y la confianza

Mc 7, 24-30


"24 Desde allí fue a la región de Tiro. Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse. 25 Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. 26 La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. 27 Él le dijo: 'Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos'. 28 Pero ella replicó: 'Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños'. 29 Él le contestó:

'Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija'. 30 Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

COMENTARIO

No podemos negar que aquella mujer tenía una necesidad muy grande que ser cubierta. Lo que pasa es que la necesidad no era para ella sino para una prójimo, a saber, su propia hija. Y no dudaba lo más mínimo en pedir a quien tenía que pedir. 

El caso es que aquella mujer no era judía sino pagana. Y podría pensarse, equivocadamente, que el Hijo de Dios no iba a hacerle caso. Pero muy lejos de realidad tal pensamiento pues, bien sabemos, que Jesucristo, vino al mundo para salvar a quien necesitaba ser salvado. 

Aquella mujer le debió hacer gracia a Jesucristo con aquellas palabras acerca de los perritos. Pero lo que más tuvo que influir en Cristo es que aquella mujer, que era pagana, acudiera a los pies del Hijo de Dios a pedirle una merced. Y claro que la obtuvo, faltaría más. 


JESÚS, gracias por tu Bondad y tu Misericordia. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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