Lc
13, 18-21
18 Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé?
19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.»
20 Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.»
COMENTARIO
Cuando le hace al Hijo de
Dios preguntas como las que trae hoy el texto bíblico, quizá muchos esperaran
respuestas grandilocuentes. Pero Jesucristo era especialista en sorprender con
sus respuestas. Y ahora también lo hace aunque no se le pregunte nada.
¿Cómo es el Reino de
Dios? Muchos esperaría, ante esto, que dijera algo que todos esperaban como
normal. Pero Jesucristo compara el Reino de Dios con algo muy pequeño: el grano
de mostaza y la levadura.
El caso es que la
pequeñez del Reino de Dios crece poco a poco en el corazón de los hijos de
Dios. Quizá podría parecer poca cosa pero, en realidad, es tan grande como
quien lo recibe quiere que sea en su corazón.
JESÚS,
ayúdanos a comprender
la importancia de lo pequeño.
Eleuterio Fernández
Guzmán
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