Lc 6,1-5
“Sucedió que Jesús cruzaba en sábado por unos
sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las
manos. Algunos de los fariseos dijeron: ‘¿Por qué hacéis lo que no es lícito en
sábado?’. Y Jesús les respondió: ‘¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David,
cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de
Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a
los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?’. Y les dijo: ‘El Hijo
del hombre es señor del sábado’”.
COMENTARIO
Los guardianes de los
preceptos judíos no estaban muy por la labor de que se quebrantara ninguno de
los cientos que, con el paso del tiempo, se habían ido estableciendo. Les
molestaba mucho.
Violar el sábado,
trabajando o haciendo lo que estaba prohibido, no era muy visto por aquellos
que no creían que eso pudiera hacerse. Por eso llaman la atención a Jesús y a
los suyos por estar arrancando espigas “para comer”.
Jesús, sin embargo, sabe
que la misericordia es mucho más importante que cumplir algunos preceptos. Es
más, sabe que en determinadas ocasiones, se ha “violado” realidades más
sagradas por cumplir con la necesidad del hombre. Y es que, además, Jesús es
Señor y, por tanto, tiene prevalencia sobre cualquier tipo de precepto humano.
Domingo,
10 de septiembre de 2017- En medio de los que oran
Mt 18, 15-20
“15
‘Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha,
habrás ganado a tu hermano. 16 Si no te
escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que = todo asunto quede zanjado
por la palabra de dos o tres testigos. = 17 Si les desoye a ellos, díselo a la
comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y
el publicano. 18 ‘Yo os aseguro: todo lo
que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la
tierra quedará desatado en el cielo.19 ‘Os
aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los
cielos. 20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.’”
COMENTARIO
Pudiera parecer que
reprender al hermano en la fe no está bien o que es como meterse con lo que no
nos corresponde. Sin embargo, el Hijo de Dios aprecia más que se respete más la
Ley de Dios que los respetos humanos.
La corrección fraterna,
pues, corresponde a cada uno de sus hermanos en la fe. Y es que sabe Jesucristo
que vale la pena pasar un momento duro que permitir que un alma vaya al
infierno.
Quiere
decirnos, de todas formas, algo importante. Orar a Dios no es poca cosa ni es
una pérdida de tiempo. El Padre escucha a sus hijos y, por eso, pedir en nombre de su Hijo es tener
una garantía cierta de ser, aún, más escuchados.
JESUS, ayúdanos a orar bien.
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