7 de julio de 2017

Curar a los que necesitan ser curados


 Viernes XIII del tiempo ordinario
Mt 9, 9-13

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: ‘Sígueme’. Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ‘¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?’. Mas Él, al oírlo, dijo: ‘No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores’”.

COMENTARIO

Cuando Jesucristo empezó a “reclutar” a sus Apóstoles podemos decir, sin temor a equivocarnos, que no escogió a la inteligencia sabia de su tiempo. Sin embargo, a los que escogió quisieron seguirlo y eso le bastó al Maestro.

Aquel hombre, Mateo, era muy mal visto por sus vecinos. Y es que era recaudador de impuestos para el Imperio Romano y eso lo convertía, automáticamente, en pecador. Por eso lo odiaban con todas sus fuerzas.

Jesucristo, sin embargo, sabía que debía salvar a los que necesitaban ser salvados. Y eso se lo hace ver a los que quieren afearle la conducta acerca de porqué con ciertas personas mal vistas. Pero, ciertamente, los sanos no necesitan médico. Y ellos sin darse cuenta de que no estaban tan sanos como creían…


JESÚS,  ayúdanos a tener un corazón limpio.


Eleuterio Fernández Guzmán

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