Mt 13, 47-53
“47 También es semejante el Reino de los Cielos a
una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; 48 y cuando está
llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran
los malos. 49 Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a
los malos de entre los justos 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será
el llanto y el rechinar de dientes. 51 ‘¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: ’Sí`”.
COMENTARIO
Las
palabras del Hijo de Dios son, podríamos decir, más que preocupantes según como
somos sus hermanos los hombres. Y es que si todos fuéramos justos en nuestra
vida… en fin, nada de esto podría preocuparnos.
Es
más que cierto que Dios, al crear al ser humano, le dio libertad porque tal era
su voluntad. Así, cada cual hace con su vida espiritual lo que cree que le
conviene. Lo que pasa es que demasiadas veces lo que creemos que nos conviene no
es lo que, precisamente, nos conviene sino, justamente, lo contrario.
Jesucristo
habla del fin del mundo. Y se refiere, sin duda alguna, a su regreso, a su Parusía.
Entonces habrá quien se arrepiente de no haber sido justo pero habrá quien goce
con y haberlo sido. Y es que, en realidad, esto es un buen aviso a navegantes…
JESÚS, gracias por ponernos sobre la pista de cómo debemos
ser.
Eleuterio Fernández Guzmán
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