12 de noviembre de 2018

Fe pequeña pero franca y verdadera

Lc 17, 1-6

“1 Dijo a sus discípulos: ‘Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! 2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. 3 Cuidaos de vosotros mismos. ‘Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. 4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás’.5 Dijeron los apóstoles al Señor; ‘Auméntanos la fe’. 6 El Señor dijo: ‘Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido’”.


COMENTARIO

No podemos negar que el Hijo de Dios tiene muy claro lo que supone la fe. Por eso pone ejemplos de qué supone la misma y lo hace para que todos sepan a qué atenerse. El caso es que resulta más que complicado atenerse a lo que nos dice porque, de hacerlo, a lo mejor, no nos atenemos a lo nuestro…

Quiere, también, Jesucristo, que perdonemos. Él lo haría, como sabemos, en un momento muy importante y crucial de su vida. Por eso no atiende a límite de veces que se ha de perdonar. Al contrario, de ha de perdonar siempre y eso, como sabemos es no atenernos nunca lo nuestro y no suele ser de nuestro gusto.

Tener fe. Tal consideración tiene de la confianza en Dios nuestro hermano Jesucristo que dice eso de que, de tenerla tan pequeña como un grano de mostaza (y es muy pequeño) haríamos cosas que nos parecen imposibles. A lo mejor porque nuestra fe ni siquiera es como tal grano…


JESÚS,  ayúdanos a tener fe como el grano de mostaza. Al menos, como el mismo.

Eleuterio Fernández Guzmán

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