Mt
9, 14-17
“Entonces
se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: ‘¿Por qué nosotros y los
fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?’ Jesús les dijo: ‘Pueden acaso
los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días
vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en
un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino
nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se
derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en
pellejos nuevos, y así ambos se conservan.’”
COMENTARIO
Muchos de los que iban
tras Jesús para acusarlo de incumplir alguna ley o algún precepto de los muchos
establecidos no dejaban de plantearle preguntas. Ellos no es que quisiera saber
sino que querían, en todo caso, conocer si lo que decía aquel Maestro coincidía
con lo que ellos pensaban.
Pero Jesús sabe que
aquellos que le preguntan no tienen muy claro qué es lo que les conviene y, por
esto, con palabras suaves pero firmes trata de que aprendan lo que deberían
conocer y aprender.
Cuando vino Cristo al
mundo lo hizo para traer una Ley que no era nueva sino que era la verdadera.
Pero, para que aquella Ley, la de Dios, se asentara en los corazones de sus
hermanos los hombres, estos debían abandonar sus antiguas costumbres y atenerse
a ella. Necesitaban, pues, para el vino nuevo, un odre nuevo.
JESÚS,
ayúdanos a ser odre nuevo
para recibir la Palabra de Dios, siempre nueva y siempre eterna.
Eleuterio Fernández Guzmán
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