Viernes
IX del tiempo ordinario
Mc 12,35-37
“En
aquel tiempo, Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: ‘¿Cómo
dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo, movido por
el Espíritu Santo: ‘Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que
ponga a tus enemigos debajo de tus pies’. El mismo David le llama Señor; ¿cómo
entonces puede ser hijo suyo?’. La muchedumbre le oía con agrado.”
COMENTARIO
Explicar las Sagradas Escrituras no era fácil para Jesús. Había mucho de
lo que ellas contenían que no era entendido porque había sido escrito por
inspiración divina y tenía un sentido interior no siempre fácil de comprender.
Se decía que el Mesías sería de la estirpe de David. El caso es que, a
lo mejor, no se conocía del todo que Jesús tenía como padre (adoptivo) a José
que sí era de la estirpe de David. Eso se recoge en el Nuevo Testamento
(Evangelio de san Mateo) y sabemos que era así porque debía ser así.
Cuando aquellos escuchaban a Jesús sabía que quien hablaba no era un
hombre común. Lo hacía con mucha autoridad y eso les llevaba a pensar que podía
ser un profeta. Sin embargo, Jesús no podía serlo porque no había sido asido
por Dios al ser, Él, Dios mismo. Algo, sin embargo, intuían ellos.
JESÚS, ayúdanos
a comprender las Sagradas Escrituras.
Eleuterio Fernández Guzmán
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