6 de septiembre de 2012

Pescadores y pecadores



Jueves XXII del tiempo ordinario

Lc 5, 1-11

“En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar’. Simón le respondió: ‘Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes’. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: ‘Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador’. Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: ‘No temas. Desde ahora serás pescador de hombres’. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron."


COMENTARIO

Tener confianza en Cristo y reconocer, en Él, al Hijo de Dios, es fundamental para que la fe que se dice tener sea cierta y franca. A veces, sin embargo, se nos presentan pruebas difíciles como aquella que se les presentó a los discípulos que pescaban o, mejor, que no pescaban nada.

Jesús, que todo lo sabe porque es Dios, sabía dónde tenían que echar las redes para pescar. Le hace caso Pedro porque confía en su Maestro. Y encuentra pesca más que suficiente porque se han dejado llevar por la mano y el corazón de Cristo.

Dice Jesús que los iba a convertir en pescadores de hombres. Y, en efecto, a través de la evangelización aquellos que habían, hasta entonces, pescado peces iban a traer al reino de Dios, a muchas personas que lo desconocían. Y ahí estaría su salvación.



JESÚS, a tus primeros discípulos, tus apóstoles, les era difícil entender mucho de lo que les decías. Entendían, sin embargo, con signos y con obras. Sin embargo, a nosotros, muchas veces ni con eso nos sirve para comprenderte.




Eleuterio Fernández Guzmán


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