Sábado XXV del tiempo ordinario
La Virgen de la Merced
Lc 9,43b-45
“En aquel tiempo, estando todos maravillados por todas las cosas que Jesús hacía, dijo a sus discípulos: ‘Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres’. Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto."
COMENTARIO
Ante algo que es verdadero podemos hacer dos cosas: aceptarlo como es o intentar mirar para otro lado porque no nos gusta lo que representa para nosotros y para nuestra vida. Jesús, al decir sobre el qué de su vida a sus discípulos los sometió a tal situación.
Ser entregado a los hombres para que los hombres acaben con su vida era lo que, exactamente, iba a suceder. Sin embargo, nos dice el evangelista Lucas que sus discípulos no entendían lo que les decía porque aún no había llegado el momento adecuado que era el de la resurrección del Hijo de Dios. Entonces entenderían todo.
Tenían temor de preguntar. A veces tenemos miedo ante lo que nos pueda pasar si eso no conviene a nuestra vida y a nuestras particulares circunstancias. Dios siempre vela por nosotros pero, incluso así, la verdad es difícil de sobrellevar si no se tiene un fondo espiritual fuerte y gozoso.
JESÚS, lo que les dijiste, en aquellos momentos, a tus discípulos, era difícil de sobrellevar. Te iban a entregar y a matar… no era, eso, nada fácil para los que te seguían desde hacía tiempo y te amaban. No querían, siquiera, entenderlo porque no cabía en cabeza humana que eso pudiera suceder. La verdad es así… cierta y verdadera y, es más, no tiene más remedio que la aceptación de la misma.
Eleuterio Fernández Guzmán
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