2 de marzo de 2019

Ser como un niño


Mc 10,13-16

En aquel tiempo, algunos presentaban a Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: ‘Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él’. Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos”.

COMENTARIO

Hay que tener en cuenta que, como muchas veces dijo Jesús, había venido a que se cumpliera la Ley de Dios y que la principal norma de la misma es el amor, la caridad. Por eso siempre la mostraba con aquellos que peor eran considerados, socialmente hablando.

Los niños no eran muy bien vistos. No es que no se les quisiera sino que se consideraba que su voz no era voz porque, siéndolo aún poco “útiles” a la familia (con su trabajo, por ejemplo) pues no se les tenía muy en cuenta.

Pero Jesús quiere mucho a los niños. Los quiere tanto que los pone como ejemplo de cómo hay que ser para entrar en el Reino de los cielos. Y, seguramente, aquello dicho por el Mesías fue una lección de humildad para más de uno…

JESÚS, sabes que nos niños aman sin pensamiento torcidos y se entregan sin medir nada de lo que los adultos medimos. Ayúdanos a ser, en lo que corresponda, como niños.


Eleuterio Fernández Guzmán


1 de marzo de 2019

La verdad exacta


   
Mc 10,1-12

En aquel tiempo, Jesús, levantándose de allí, va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde Él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: ‘¿Puede el marido repudiar a la mujer?’. Él les respondió: ‘¿Qué os prescribió Moisés?’. Ellos le dijeron: ‘Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla’. Jesús les dijo: ‘Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre’.

Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: ‘Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio’”.


COMENTARIO

Lo que Jesús enseñaba a sus discípulos más cercanos para que, luego, ellos, enseñaran a los demás, no eran cosas que se le ocurrieran sobre la marcha. Muy lejos de hacer eso, el Hijo de  Dios demostraba que lo era porque, en efecto, lo era.

Enseñar acerca del matrimonio y de su indisolubilidad era tema muy peliagudo en tiempos de Jesús pues tenían la conciencia de que era posible disolverlo según había establecido Moisés. Pero Jesús centra la verdad: era por lo imposible que parecía que comprendiesen que no se podía separar lo que había unido Dios.

Pero Jesús, como siempre, centra la realidad de las cosas mucho más allá de lo que aquellos que le escuchaban pensaban. No es que esté mal, que lo está, divorciarse sino que casarse con otra persona distinta a su cónyuge supone caer en adulterio con el mismo. Y eso era ir muy lejos según la mentalidad de la época.



JESÚS, puede parecer que cuando enseñas lo hacer con dureza. La verdad es que era de esperar tal forma de enseñar según había llegado a ser el comportamiento del ser humano creyente. Ayúdanos a comprender, en su justicia, tu palabra.

  


Eleuterio Fernández Guzmán


28 de febrero de 2019



Mc 9,41-50

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros’”.


COMENTARIO

Jesús instruye a sus apóstoles porque ellos van a ser, en un futuro no muy lejano, los que hagan lo mismo con otros. Por eso les enseña la verdad de la Ley de Dios que, muchas veces, no tiene mucho que ver con la que los hombres han hecho con ella.

Jesús pone ejemplos de lo que no hay que hacer o, mejor de lo que hay que hacer para entrar en el definitivo Reino de  Dios: apartar todo aquello que haga imposible tal entrada y hacer todo o posible para ser recibidos en las praderas de la Casa del Padre.


Hacer algo bueno por los discípulos de Cristo es como hacerlo con Cristo mismo. Por eso es tan importante que comprendan sus apóstoles que al revés también es al revés o, lo que es lo mismo que hacer algo mal o malo a ellos mismos es hacerlo con Cristo.


JESÚS, sólo enseñas, sólo nos enseñas aquello que es importante para nosotros y que debemos asimilar y comprender. Ayúdanos a ser fieles a tu palabra.
  



Eleuterio Fernández Guzmán



27 de febrero de 2019

Estar, siempre, con Cristo



Mc 9,38-40

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros’. Pero Jesús dijo: ‘No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros’.”


COMENTARIO


Los apóstoles, que iban predicando por aquellos mundos de Dios, se daban cuenta de que había personas, y no era ninguno de ellos, que se “atrevía” a expulsar demonios en nombre de Jesucristo. No podían entender cómo eso era posible.

Los apóstoles tratan de impedir que eso pudiera llevarse a cabo. No acababan de entender que el mensaje de Cristo no tenía unos destinatarios limitados sino que era para toda la humanidad, y toda la humanidad debía ser salvada.

Pero Jesús tiene, también ahora, palabras sabias. Dice alqo que vale para entonces y, también, para ahora mismo: quien “no está contra nosotros, está por nosotros” pues sabía que todo aquel que no fuera discípulo del Maligno debía ser, por fuerza espiritual, discípulo suyo.


JESÚS, aquellos que te siguen más de cerca son algo egoístas pues sólo quieren cumplir con su misión ellos solos. Ayúdanos a no manifestarnos como en aquel momento se manifestaron tus apóstoles.


Eleuterio Fernández Guzmán


26 de febrero de 2019

Servir; ser servidores



Mc 9,30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban caminando por Galilea, pero Él no quería que se supiera. Iba enseñando a sus discípulos. Les decía: ‘El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará’. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. 

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: ‘¿De qué discutíais por el camino?’. Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: ‘Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos’. Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: ‘El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado’”.


COMENTARIO

Jesús tenía que instruir a sus discípulos sobre aquello que era importante que supieran. Y, entre tales realidades espirituales que comprendiesen  que iba a morir de una forma difícil de olvidar. Pero ellos aún no tenían abierto el entendimiento.

Era importante que entendieran una de las formas mejores de revelar que eran sus discípulos: servir al prójimo. Por tanto, debían aprender, y no siempre era fácil abajarse, que tener en cuenta las necesidades del otro era fundamental para su vida de apóstoles.

Pero Jesús también quería que comprendiesen que recibir, en su hombre, a personas que estaban socialmente desmerecidas, era tan importante como transmitir una doctrina. Es más, que tal era la doctrina que debían transmitir pues los más necesitados siempre tenían que ser a los que más tuviesen en cuenta.


JESÚS, enseñas a los que son tus apóstoles lo que es importante. Pero también eso haces con nosotros, hoy día. Ayúdanos a no olvidar lecciones espirituales tan importantes.

  


Eleuterio Fernández Guzmán


25 de febrero de 2019

Tener fe

Mc 9, 14-29

“14 Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. 15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. 16 Él les preguntó: ‘¿De qué discutís con ellos?’ 17 Uno de entre la gente le respondió: ‘Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo 18 y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido’. 19 Él les responde: ‘¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!’ 20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. 21 Entonces él preguntó a su padre: ‘¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?’ Le dijo: ‘Desde niño. 22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros’. 23 Jesús le dijo: ‘¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!’ 24 Al instante, gritó el padre del muchacho: ‘¡Creo, ayuda a mi poca fe!’ 25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: ‘Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él’. 26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. 28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: ‘¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?’ 29 Les dijo: ‘Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración’.

COMENTARIO

Este episodio del poseído por un demonio dice mucho de lo que pensaban muchos de los contemporáneos del Hijo de Dios. Y es que, como bien dice Jesucristo, para poder expulsar a quien poseía al hombre se debía orar. Pero no se debía orar de cualquier forma sino como Dios quería que se orare. Y ellos, como puede verse, no andaban muy duchos en eso de la oración porque ni los Apóstoles habían podido expulsar al demonio. Pero el Maestro y Mesías con tan sólo decirle que se fuera de aquel cuerpo que tenía poseído… consiguió lo que tanta gente quería.

Estamos más que seguros que Jesucristo no se extraña, para nada, de la poca fe que solían mostrar aquellos que Dios le había entregado para que cuidara. Y por eso les ayuda y les echa una mano.



JESÚS, gracias  por comprender las debilidades del ser humano

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de febrero de 2019

Escuchar a Cristo

Lc 6, 27-38


“27 ‘Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, 28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. 30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. 31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. 32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. 33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! 34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. 35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. 36 ‘Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. 37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. 38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá’”.


COMENTARIO

El Hijo de Dios no habla por hablar o porque no tenga nada mejor que decir. Y es que no se pueden olvidar ni una sola de sus palabras. Por eso cuando, en este texto, aconseja seguir determinada forma de ser… en fin, nunca deberíamos echarlo en saco roto. Y es que nos dice cosas como que perdonemos a quienes nos odien; es más, que hagamos bien a quien nos odia; también que a quien nos pida demos y no sólo eso sino que no le neguemos nada de lo que nos pida…

En realidad, lo que tiene una importancia vital para nuestra vida de discípulos de Cristo es que, como nos dice al final de este Evangelio, debemos dar porque se nos dará, se entiende que a la hora de nuestro Juicio particular, según nosotros hayamos dado… ¡Ahí es nada esto!



JESÚS, gracias por hacer tan convenientes recomendaciones

Eleuterio Fernández Guzmán