8 de enero de 2011

Panes y Peces

8 de enero de 2010

Mc 6,34-44

En aquel tiempo, vio Jesús una gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas. Y como fuese muy tarde, se llegaron a Él sus discípulos y le dijeron: «Este lugar es desierto y la hora es ya pasada; despídelos para que vayan a las granjas y aldeas de la comarca a comprar de comer». Y Él les respondió y dijo: «Dadles vosotros de comer». Y le dijeron: «¿Es que vamos a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?». Él les contestó: «¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo». Y habiéndolo visto, dicen: «Cinco, y dos peces».

Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos de comensales sobre la hierba verde. Y se sentaron en grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo, bendijo, partió los panes y los dio a sus discípulos para que los distribuyesen; también partió los dos peces para todos. Y comieron todos hasta que quedaron satisfechos. Y recogieron doce cestas llenas de los trozos que sobraron de los panes y de los peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
COMENTARIO

La oración nos sirve, cada día, para acercarnos a Dios. Jesucristo, antes de repartir el pan y los peces se dirigió a su Padre para implorar que hiciese aquel hecho extraordinario. Quiso, así, responder a la voluntad del Creador que, con nosotros, pretende tener una fluida relación llena de su Espíritu. 
Jesucristo, en aquella necesidad de solución casi imposible sabía que Dios hace siempre todas las cosas nuevas y que le basta nuestra fe. 
Oremos, pues, en nuestras necesidades e invoquemos el Nombre de Dios.

JESÚS, tú sabes de nuestra pobreza de espíritu y de las necesidades de nuestra alma. Te ofrecemos nuestros panes y nuestros peces, dones de tu Padre a nosotros dados, para que, con ellos, hagas de nosotros unos fieles hijos de Dios. 




Eleuterio Fernández Guzmán