16 de enero de 2021

No necesitar médico

Mc 2, 13-17

"Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: 'Sígueme.' Él se levantó y le siguió.
Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: '¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?' Al oír esto Jesús, les dice: 'No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.'


COMENTARIO


El caso es que el Hijo de Dios sabía que, para que su misión se cumpliese era necesario que escogiese a los que, tras su muerte y resurrección iban a seguir difundiendo la Buena Noticia Y por eso escoge, por ejemplo, a personas como Mateo, recaudador de impuestos.

Es cierto que muchos no estaban de acuerdo con eso porque no entendían cómo era posible que un Maestro se juntara con según qué tipo de personas que consideraban pecadoras y, por tantos, debían permanecer lejos de los hijos elegidos por Dios.

Sin embargo, Jesucristo sabía muy bien que había sido enviado al mundo no para curar a los sanos sino, al contrario, para hacer lo propio con los enfermos y salvar a los que necesitaban salvación. Y eso hacía.



JESÚS, gracias por cumplir con tu misión salvadora


Eleuterio Fernández Guzmán

15 de enero de 2021

Admirados por su poder

Mc 2, 1-12


"Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: 'Hijo, tus pecados te son perdonados.' Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: '¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?' Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: '¿Por qué pensáis así en vuestros corazones?¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?' Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.'» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.'" 


COMENTARIO


Es bien cierto que muchas veces había, en tiempos de la primera venida al mundo, personas que le buscaban las vueltas y que esperaban cualquier ocasión para malmeter contra Jesucristo. Y aquella ocasión del paralítico les venía muy bien…

Aquel hombre contaba con la fe y la confianza de sus amigos. Y confiaban en el Maestro. Por eso lo acercan tanto a Jesucristo y están seguros de que lo va a curar y, en efecto, lo cura de su parálisis.

Ciertamente, hacer aquello y decir, además, que le perdonaba sus pecados, era una afrenta para según qué personas. Pero Jesucristo, que sabía a lo que había venido al mundo, era consciente de todo esto y, también, de que era Dios hecho hombre. De eso, también.



JESÚS, gracias por hacer lo que debías hacer en cada momento.


Eleuterio Fernández Guzmán

14 de enero de 2021

Le seguían a todas partes

Mc 1, 40-45

"Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: 'Si quieres, puedes limpiarme.' Enternecido, extendió su mano, le tocó y le dijo: 'Quiero; queda limpio.' Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: 'Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.' Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes." 


COMENTARIO


Es bien cierto que el pueblo judío estaba ávido de señales por parte de Dios de sus bondades. Es decir, para creer en alguna verdad necesitaban que la misma estuviera respaldada por una señal. Y eso lo dicen muchas veces a lo largo de la Sagrada Escritura.

Cuando el Hijo de Dios cura al leproso le dice que, en todo caso, para que se sepa que ha sido curado, acuda a quien deba acudir y ofrezca, digamos, lo que a ley de Moisés dejó dicho para tales caso. De todas formas, no tenía que ir por ahí diciendo lo que había pasado.

Aquel hombre, como podemos imaginar, no iba a callar pues era algo de carácter más que extraordinario. Y, como suponemos, muchas personas conocerían que era leproso y veían que ahora no lo era y unían una cosa con la otra y, como es lógico, atribuían a Quien eso había hecho, algo más que una enseñanza o una doctrina. Y le seguían… ¿Qué esperar?


JESÚS, gracias por cumplir con tu misión a pesar de los pesares...


Eleuterio Fernández Guzmán

13 de enero de 2021

Cumplir con la misión dada por Dios

Mc 1, 29-39

"Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.

Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: 'Todos te buscan.' Él les dice: 'Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.' Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios."



COMENTARIO


Casi podemos imaginar la situación de aquellos que, en tiempos del Hijo de Dios, de su primera venida al mundo, pasaban muchas necesidades e, incluso, andaban poseídos por demonios que no habían tenido a nadie en su contra de forma efectiva hasta que fue enviado al mundo el Hijo del Todopoderoso para que el mundo se salvase.

Tampoco nos extraña nada que Jesucristo quisiese seguir cumplimiento su misión porque era lo que debía hacer… y lo hacía. Por eso cura a enfermos y hace todo lo que pueda para predicar la Buena Noticia que tiene todo que ver consigo mismo que es Dios hecho hombre.

El caso es que Jesucristo lo tiene muy claro: “para eso he salido”. Y es que al haber sido el Enviado por su Padre, Creador y Padre nuestro también, otra cosa no podía ni quería hacer.



JESÚS, gracias por cumplir con tu misión.


Eleuterio Fernández Guzmán

12 de enero de 2021

Como quien tiene autoridad

Mc 1, 21b-28


"Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.


Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: '¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.' Jesús, entonces, le conminó diciendo: 'Cállate y sal de él.' Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: '¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.' Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea."



COMENTARIO


Nos dice el texto de San Marcos que, debido a lo que muchos veían que hacía el Hijo de Dios, la fama del mismo se extendió por toda Galilea. Y es que no era poca cosa lo que habían acabado de presenciar.

Aquel demonio que poseía al hombre conocía más que bien a Jesucristo. Y es que dice de Él que es “el santo de Dios”. Por eso está obligado a obedecerlo y sale de aquella persona a la que tenía poseída.

Y aquellos que eso ven se dan cuenta de que enseña aquel Maestro desde la autoridad y con autoridad. Por eso dicen que así lo hace y no como los escribas lo cual, seguramente, no debía gustar muchos a los zaheridos o molestados por aquellas palabras.


JESÚS, gracias por cumplir con tu misión sanadora.


Eleuterio Fernández Guzmán

11 de enero de 2021

Seguir a Cristo

 Mc 1, 14-20

 

“14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:  15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.’» 16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de

Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. 17 Jesús les dijo: ‘Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.’ 18 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;

20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.

 

COMENTARIO

 

El Hijo de Dios, que bien sabía que lo era, reconoce aquel momento como crucial. El caso es que han apresado a Juan, su primo y su Bautista. Sabe, entonces, que debe cumplir con la misión para la que había sido enviado y no va a defraudar a su Padre del Cielo.

 

Lo que dice Jesucristo no es que sea algo extraordinario sino el cumplimiento de la voluntad de Dios. Por eso dice que ha llegado el tiempo que todos estaban esperando. Y predica la conversión, especialmente la de los corazones.

 

Algunos que escuchan lo que dice aquel Maestro, seguramente, no responden. Siguen en su mundo. Pero los hay que, como los Zebedeos, responden que sí a Cristo, lo dejan todo y le siguen.

 

 

JESÚS,  danos fuerza para seguirte y no desfallecer.

 

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

10 de enero de 2021

Domingo, 10 de enero de 2021 – El Hijo de Dios

 

Mc 1, 7-11

 

“7 Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.’

 

9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. 11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: ‘Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.’”

 

 

COMENTARIO

 

Ciertamente, Juan el Bautista ha sido avisado por el Espíritu Santo acerca de que ha de venir el Mesías al que él sabe que no es digno de desatarle la correa de las sandalias, siendo eso una labor, digamos, de esclavos hacia su señor.

 

Avisa, de todas formas, el primo de Jesucristo, acerca del bautizo que ha de traer el Enviado de Dios. Y es que va a ser con Espíritu Santo y, sabemos, fuego y tal diferencia es más que mucha.

 

Y cuando acude Jesucristo a ser bautizado por Juan (aún sabiendo que no tiene pecado alguno que ser perdonado) Dios se manifiesta e informa, a los presentes, de que Aquel es su Hijo. Y no sólo Hijo sino, además, amado y en el que se complace lo cual es una buena indicación acerca de que hay que seguirle.

  

 

JESÚS,  gracias por haber seguido la Voluntad de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán