14 de diciembre de 2013

Juan vino y Cristo vino y permanece


  

Sábado II de Adviento




“Sus discípulos le preguntaron: ‘¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?’ Respondió él: ‘Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos.’ Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.
       

COMENTARIO

Jesús sabe que aquellos que son doctores de la ley conocen muy bien lo que tenía que pasar cuando viniera el Mesías. Por eso preguntan los discípulos, le preguntan al Maestro, qué es lo que quieren decir los escribas cuando dicen que Elías tenía que venir primero.

En realidad, Elías, no en forma de carne sino en espíritu, había venido en la persona de Juan el Bautista. Eso no quisieron comprenderlo quienes debían haberlo comprendido y, por eso mismo, lo mataron.

Jesús, que sabe lo que ha de pasarle, pone sobre aviso a los que le escuchan porque es importante que así sea. Sabe que tiene que padecer un gran dolor antes de morir y, por eso mismo, no cesa de recomendar aquello que es importante.

JESÚS, conoces lo que ha de pasar y, por eso, avisas para que estemos preparados. Tu muerte será nuestra salvación pero, a veces, no hacemos mucho caso a lo que nos dices. Ayúdanos a tenerte siempre presente.




Eleuterio Fernández Guzmán


13 de diciembre de 2013

Creer en los profetas de Dios


Viernes II de Adviento



Mt 11, 16-19


“¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’.’Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene.’ Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras’”.

COMENTARIO

Jesús conocía el comportarse de su pueblo. A lo largo de los siglos habían recibido la inspiración de los profetas que Dios había suscitado entre ellos pero no los habían escuchado porque no decían lo que querían escuchar.

Sobre Juan, su introductor en el mundo y su Precursor, habían dicho y hecho lo mismo que otras tantas veces. Lo acusaban de todo lo acusable porque no les gustaba que les dijera que tenían que enderezar sus vidas. Y de aquello de tener que regalar una túnica si se tenían dos…

Pero sobre Jesús dicen, según Él mismo sabe y cuenta, peor aún: que se sienta con pecadores. De corazón duro aquel pueblo que no entendía, gran parte de él, que no necesitan médico los que están sanos sino, en todo caso, los enfermos. Y a ellos iba Jesús, médico del alma y, muchas veces, del cuerpo.


JESÚS, los que te persiguen no saben qué hacer para llevar a cabo su terrible misión. Ayúdanos a no ser, de una forma o de otra, como ellos.





Eleuterio Fernández Guzmán


12 de diciembre de 2013

Lo que estaba escrito se cumplió



Jueves II de Adviento 

Mt 11, 11-15



“’En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga.’”


COMENTARIO

Jesús tenía por su primo Juan, que le bautizó, un amor muy especial. No era, además, una persona cualquiera por quien sintiera cercanía por ser familiar suyo sino porque ocupaba un papel muy importante en el plan de Dios.

Juan vino al mundo porque estaba puesto por Dios para ser quien introdujera a su Hijo. Pero él, incluso aquella persona tan válida espiritualmente hablando era poco, pequeño, en el definitivo Reino de Dios. Diciendo eso ya nos avisa el Hijo del hombre de cuál ha de ser nuestro comportamiento.

El Reino de dios está dominado por el Príncipe de este mundo, llamado también Satanás, que controla los corazones de no pocos fieles, se supone, a Dios. Pero Juan vino porque los caminos hacia Dios tenían que ser enderezados. Y muchos no le escucharon.



JESÚS, lo que nos dices acerca de Juan, quien te bautizó en el Jordán, nos debería hacer pensar lo importante que es la fidelidad a Dios. Ayúdanos no caer en las trampas del mundo.





Eleuterio Fernández Guzmán


11 de diciembre de 2013

Mansedumbre y humildad





Miércoles II de Adviento

Mt 11, 28-30

“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.

COMENTARIO

Dios nos quiere a todos

Jesús quiere acercar a todos a  Dios, su Padre y el nuestro. Busca a los que están cansados porque no tienen muchas expectativas de vida, a los pobres que se sienten desamparados y a todos los que, de una manera o de otra, sufren.

Mansedumbre

Jesús, como Maestro, enseña todo lo que es bueno y benéfico para nuestra existencia. Enseña, por ejemplo, a ser manso. Dice que seamos mansos como Él lo es. Y quiere que llevemos su carga como Él lleva la nuestra y que seamos, así, compañeros en el camino hacia el definitivo Reino de Dios.


Humildad

Pero Jesús nos pide, también, que seamos humildes. Él lo fue y lo es porque sabe que la humildad es una buena cualidad del hijo de Dios. Si Él lo fue, nosotros, que somos sus discípulos, también lo debemos ser.


JESÚS, a lo largo de tu vida pública sólo nos diste buenos consejos y buenas recomendaciones. Ayúdanos a cumplir aquello que para ti es esencial.





Eleuterio Fernández Guzmán


10 de diciembre de 2013

¿Somos ovejas perdidas?





Martes II de Adviento

Mt 18,12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños’”.

COMENTARIO

Ser oveja perdida

En muchas ocasiones somos como aquella oveja que se le perdió al pastor. Yendo por donde bien nos parece sin tener en cuenta la voluntad de Dios, actuamos como si no fuera la misma no fuera importante para nuestra vida.


Dejar encontrarse por Dios

El Creador siempre nos busca. Nos ama como lo mejor de su creación y, por eso mismo, en cuanto siente que nos hemos perdido hace todo lo posible para atraernos a su regazo de Padre.


No dejarse perder

Tenemos, sin embargo, una labor importante que hacer a lo largo de nuestra existencia. No podemos dejarnos dominar por el mundo como si no fuera importante seguir la voluntad de Dios. Así Dios no tendrá que salir a buscarnos.

  



JESÚS, siempre quieres que sigamos aquello que el Creador quiere para nuestra vida. Ayúdanos a no olvidarnos de algo tan importante como eso.





Eleuterio Fernández Guzmán


9 de diciembre de 2013

Lo que puede la fe







Lunes II de Adviento

Lc 5,17-26

Un día que Jesús estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de Él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: ‘Hombre, tus pecados te quedan perdonados’. 
Los escribas y fariseos empezaron a pensar: ‘¿Quién es éste, que dice ‘blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?’. Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: ‘¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te quedan perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dijo al paralítico- ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’’. Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: ‘Hoy hemos visto cosas increíbles’”.

COMENTARIO


Son muchas las ocasiones en las que Jesús da a entender que la fe, al confianza en su persona, tiene una gran ventaja para nosotros, hijos de Dios y hermanos suyos. Sencillamente, se consigue todo lo que nos conviene con tal comportamiento.

Aquel hombre lisiado tenía buenos amigos. Confiaban en que Jesús podía curarlo pues, de otra forma, no habrían hecho aquel esfuerzo para poner a su amigo ante el Maestro. Y Jesús lo sabe.

Como Jesús es valiente con la misión que tiene que cumplir no le importa lo que puedan decir de lo que hace o dice aquellos que le miran mal. Están equivocados al respecto del Hijo de Dios pero eso no puede hacer que cambie su misión a cumplir... y lo hace.



JESÚS, los que a Ti se dirigen y lo hacen con fe tienen muchas probabilidades de conseguir lo que quieren. Ayúdanos a no perder nunca la confianza en Ti.



Eleuterio Fernández Guzmán


8 de diciembre de 2013

Fiat, hágase



  
 



Lc 1,26-38

En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 

Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin’. María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’. El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios’. Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y el ángel dejándola se fue.’”

COMENTARIO

La piadosa María

La joven María era joven de oración. Piadosa fiel de Dios se dirigía al Padre en oración a la espera, pidiendo, la salvación del mundo que tan erróneo mantenía su camino.


Gabriel, el Ángel del Señor

Aquel Ángel tenía que cumplir una misión muy importante: transmitir a María el mensaje de Dios de que la quería como Madre de su Hijo y de Él mismo. Y se presenta ante la joven judía para presentar las palabras y la verdad de parte de su Creador.


La esclava del Señor

No es raro ni extraño que María se turbara. Le debieron parecer las palabras del Ángel muy turbadoras para ella que no había mantenido relaciones sexuales con ningún hombre ni, tampoco, conocía a ningún hombre en tal sentido. Acepta, sin embargo, el misterio que le propone Gabriel: es la esclava del Señor y hace la voluntad de su Padre.



JESÚS, tu Madre aceptó las palabras del enviado de Dios porque era mujer de fe probada. Ayúdanos a no olvidar nunca aquello que hiciera aquella joven porque lo hizo por nosotros.  



Eleuterio Fernández Guzmán