13 de diciembre de 2014

El espíritu de Elías

Sábado II de Adviento

Mt 17,10-13

Bajando Jesús del monte con ellos, sus discípulos le preguntaron: ‘¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?’. Respondió Él: ‘Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos’. Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista”.

COMENTARIO

Los discípulos de Jesús a lo mejor no conocían muy bien las Santas Escrituras. Por eso preguntan a Jesús por algo que saben sí que conoce el Maestro. Y Él les contesta de acuerdo a lo que ya estaba escrito y que sí conocían los escribas.

Jesús se refiere no a Elías como si se hubiera reencarnado. Se refería al espíritu de aquel profeta que iba a estar en Juan el Bautista. Y en aquel hombre que bautizaba con agua en el Jordán se iban a cebar sus perseguidores.

Pero Jesús no se queda ahí. Sabe lo que le tienen preparado como profeta que era. Pero era, claro, mucho más. Y aquel mucho más (ser Hijo de Dios, ser el Mesías, ser Dios mismo hecho hombre) era lo que le iba a llevar a una muerte terrible y en cruz.










JESÚS, ayúdanos a comprender siempre tu entrega.

Eleuterio Fernández Guzmán


12 de diciembre de 2014

Reconocer la importancia de Cristo



Viernes II de Adviento
Mt 11,13-19

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: ‘¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras’”.


COMENTARIO

Jesús conocía los muchos defectos de la sociedad en la que vivía. Es más, conocía a la perfección los que tenían los creyentes que la componían. Y no perdía ocasión de corregirlos porque era difícil que se diesen cuenta del abismo en el que estaban cayendo.

Jesús sabe que Juan el Bautista, quien lo bautizo, era un enviado de Dios. Pero muchos no es que no creyeran en él sino que no gustaban nada de nada de lo que predicaba y por eso buscaban su muerte.

Pero Jesús va un poco más allá. Habla de sí mismo, del Hijo del hombre. Vino y muchos tampoco creen en Él y, además, critican lo que hace y cómo actúa. Sin embargo, como bien dice el Hijo de Dios, ha acrecentado la Sabiduría por lo que hizo.




JESÚS, ayúdanos a reconocerte y a creer en ti.

Eleuterio Fernández Guzmán


11 de diciembre de 2014

El Bautista Juan



Jueves II de Adviento

Mt 11,11-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: ‘En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga’”.


COMENTARIO

La verdad es que Jesús hacía todo lo posible para que se comprendiese que Él era el Enviado de Dios. Por eso habla de Juan, que le había bautizado, en términos tan elogiosos y, a la vez, tan característicos de quien siéndolo aquí todo en el definitivo Reino de Dios no lo es tanto.

Jesús sabe que todo se está cumpliendo. Como estaba escrito desde hacía muchos siglos, palabra por palabra y circunstancia por circunstancia, todo aquello que Dios tenía previsto para el hombre está llevándose a cabo.

Pero Jesús insiste en algo muy importante: Juan el Bautista, quien en el Jordán con agua perdonaba los pecados por mandato de Dios, era quien todos estaban esperando desde hacía siglos: el Precursor. Y muchos no lo quisieron.


JESÚS, ayúdanos a reconocer en Juan a quien Dios había enviado para ser su palabra recta y camino certero hacia su definitivo Reino.

Eleuterio Fernández Guzmán


10 de diciembre de 2014

¿Jaque mate a la ideología de género?


 Pablo Cabellos Llorente


            El pasado verano tuvo lugar  un golpe devastador para la “Ideología de Género”, curiosamente en los países pioneros de esta teoría. El Consejo Nórdico de Ministros (Consejo Intergubernamental de Cooperación Nórdico: Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia) cerró el Instituto de género nórdico NIKK. Llama la atención que la noticia  tuviera poca cabida entre nosotros. Tal vez porque es una ideología dominante que no consiente otras alternativas a su modo de pensar. La libertad de pensamiento es sagrada, pero con dos condiciones: que no pretendamos imponerlo a nadie y que se pueda opinar de modo realmente libre.

            NIKK había sido el promotor de la “Ideología de Género” y proporcionaba la base “científica” a las políticas sociales y educativas que, a partir de 1970, contribuía a que los países nórdicos fueran  más “sensibles al género”. La decisión de cerrar el Instituto fue tomada después de que la televisión estatal noruega emitiera un documental en el que se expone el carácter absolutamente anticientífico del NIKK y su “investigación”. ¿Por qué el citado Consejo Intergubernamental decidió cerrarlo? Porque ese programa de televisión –puede verse YouTube con el título “lavado de cerebro”-, con un entrevistador desenfado y sin prejuicios, dejó al desnudo a los cerebros de NIKK.

            En su documental, Harold Eia –así se llama el reportero- realiza algunas preguntas inocentes a los principales investigadores y científicos del  NIKK. Luego transmite las respuestas a los científicos  del mundo, sobre todo Reino Unido y EE.UU. Esas respuestas provocan risas e incredulidad entre la comunidad científica internacional, porque esta ideología no viene apoyada por ninguna investigación empírica. Eia, después de filmar esas reacciones, regresa a Oslo, y se las muestra a los investigadores de NIKK que se quedan sin habla, totalmente incapaces de defender sus supuestos. Unas pocas preguntas inocentes fueron suficientes para desmontar el mito de la ideología de género en una TV noruega.

            En Italia ha aparecido un libro “Quiero a mamá: desde la izquierda contra el falso progreso”, cuyo autor es Adinolfi, cofundador del PD italiano (izquierda de Walter Veltroni), que explica de muchos modos  cómo y en qué influye la ideología de género y anima a luchar razonadamente contra ella. Está movido por leyes y sentencias que, basadas en esa ideología, admiten las mismas cosas que ya conocemos en España. En un pasaje escribe, por ejemplo, esto:Hay que proclamar una verdad: somos hombres y mujeres… ¡qué estudios de género! Y no solo eso. Todos nosotros provenimos de la unión de un hombre y una mujer. Todos. Indistintamente. Esta es una verdad y, como decía Husserl, la verdad tiene una característica: es autoevidente, no hay necesidad de demostrarla”.

            En Beijing 1995 se dijo que la expresión ideología de género se refiere a las relaciones entre hombres y mujeres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo. Lo que significa que ser hombre o mujer no tiene nada que ver con la realidad biológica, sino con las funciones que la sociedad ha asignado  a cada sexo. La gente sencilla se asombrará, pero esta ideología impone que  la sociedad nos asigna un papel u otro en función del sexo, pero que no somos mujeres u hombres en virtud de la genitalidad. Tras eso, unos son educados en la masculinidad y otros en la feminidad. La ideología de género afirmará que ambos roles vienen a ser una construcción social y no una determinación de nuestra genitalidad. Por tanto, lo adecuado es que cada uno elija.

            Sería muy largo el recorrido por los sucesos anteriores y posteriores a esa reunión de Beijing, pero lo cierto es que esta cuestión de no identificar sexo biológico con lo que cada uno es, ha ido pasando a las legislaciones de diversos países y, por supuesto,  del nuestro. Quizá lo último ha sido una ley andaluza sobre el tema. He leído un artículo donde se dice que es delictivo no estar de acuerdo con tal asunto. Comencé diciendo que cada uno puede opinar lo que desee, excepto vivir de que se imponga su doctrina –hasta con aviso de delito- sin posibilidad de réplica. Uno puede convertirse en homófobo, misógino o en tranxesófobo (creo que he leído esa palabra u otra parecida). Y ser perseguido por la justicia.


            No  condenaré a nadie, pero me resisto a que me impongan nada, ni siquiera la fe porque una fe impuesta no sirve. Pueden sacarme las guerras de religión, la inquisición o lo que gusten, pero prefiero que todos seamos respetuosos con todos. Pueden también decir una vez más que la Iglesia tiene que ponerse en orden con el tiempo en que vivimos, pero pienso –y lo expreso sin ambages- que muchas veces son los tiempos los que se nos van de las manos, es decir, que aparecen modas, ideas o costumbres que deberían concordar mejor con la naturaleza de las cosas.  Desde la escucha a la opinión diversa,  pienso posible decir sosegadamente que la sexualidad es aquella dimensión humana en virtud de la cual la persona es capaz de una donación personal específica, como mujer u hombre.

P. Pablo Cabellos Llorente

Publicado en Las Provincias


El Papa, Europa y las verdades del barquero


Pablo Cabellos Llorente


            Continúa resonando el grito de Juan Pablo II en Santiago de Compostela invitando a Europa a bucear en las raíces que la hicieron grande, un grito de amor condensado en una frase: Europa se tú misma. El Papa Francisco ha hecho otro tanto en un viaje relámpago a Estrasburgo. Dos discursos que nadie quiso perderse excepto muy pocos. Incluso algunos políticos distantes de la Iglesia, pero hábiles, se han puesto al frente de la manifestación como suele decirse. Es claro que no comulgan con muchas de las grandes ideas que fue desgranando Francisco, pero o han sido cucos advirtiendo la popularidad del Obispo de Roma, o han permanecido impactados por algo nada común: ausencia de lo políticamente correcto para llamar a las cosas por su nombre.


            Efectivamente, en las instituciones europeas, Francisco ha dicho las verdades del barquero, es decir, ha tratado temas que corresponden a la naturaleza humana, ha construido sus dos discursos sobre verdades sencillas, que muchos piensan, pero no se atreven a decir por temor a ser encasillados, por esa falacia de lo políticamente correcto, por no quedar mal. El Papa sí que ha hablado con sensatez, palabra no aplicable a muchas declaraciones o decisiones al uso, que utilizan el vocablo para  apañar lo injustificable. ¿Y de qué ha hablado el Pontífice? De muchos asuntos, pero lo que me parece más interesante, porque de un modo u otro subyace en las dos intervenciones, aunque mucho más explícitamente en su discurso al Parlamento Europeo: la persona y su dignidad.

            En efecto, expondrá que la defensa de la dignidad de cada persona es un compromiso importante y admirable, pues persisten demasiadas situaciones en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede programar la concepción, la configuración y la utilidad, y posteriormente pueden ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos. Luego, deja en el aire unos interrogantes golpeando las conciencias: ¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa? ¿Qué dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación? ¿Qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, que no tiene el trabajo que le otorga dignidad?


            Todavía es preciso, incluso en Occidente, valorar más cada ser humano, como hace Francisco. No tiene ningún miedo para expresar que  persisten demasiadas situaciones en las que las personas son tratadas como objetos, mientras que “la percepción de la importancia de los derechos humanos nace precisamente como resultado de un largo camino, hecho también de muchos sufrimientos y sacrificios, que ha contribuido a formar la conciencia del valor de cada persona humana, única e irrepetible. Abunda en el tema afirmando que la persona corre el riesgo un descarte hecho sin muchos reparos, como en el caso de los dolientes, los enfermos terminales o los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer.

            Desea colaborar a que Europa tenga más esperanza  por el reconocimiento sin ambages de la dignidad de cada persona, añadiendo también, sin escondimiento alguno, que esa dignidad lleva aparejada otra palabra capital: trascendente. A partir  de la necesidad de una apertura a la trascendencia,  afirmó la centralidad de la persona humana, que de otro modo estaría en manos de las modas y poderes del momento.  Dignidad trascendente, significa que la naturaleza humana pueda apelar a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa “brújula” inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado. Estamos ante asuntos cruciales: naturaleza humana, ley natural, Creación y, por tanto, esa amable dependencia del hombre respecto del Creador, que lo capacita para descubrir en sí mismo lo bueno y lo malo. Ahí hay un hueco importante para la Iglesia porque puede indicar nuestro camino natural con la ayuda de la Revelación, que no añade nada nuevo al ser humano, sino que le da seguridad cuando se pierde en vericuetos que la apartan de su sitio.



            De ahí surge un catarata de exigencias respecto a cada humano, como la afirmación de que Europa no es sólo economía, los insostenibles modelos de vida opulentos, el peligro de la absolutización de la técnica frente a una antropología que evite al hombre  “el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado”, la cultura del descarte, la despreocupación de los frágiles, etc. Estos peligros los corre una Europa que no sea capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida, una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel “espíritu humanista” que, sin embargo, ama y defiende. Sólo así será posible la unidad en la diversidad en una cultura multipolar y transversal, pacífica y promotora de paz, que erradique el terrorismo religioso e interracial.


P. Pablo Cabellos Llorente

Publicado en Las Provincias

Santa carga de Cristo



Miércoles II de Adviento


Mt 11,28-30

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.


COMENTARIO

Jesús gusta de consolar a los corazones atribulados que en el mundo han sido, son y serán. En tiempos de su primera venida ya lo hacía porque sabía que necesitaban tal ayuda y tal auxilio y gozaba con ello.

Acudir a Cristo en nuestras muchas necesidades. Eso lo recomienda el Hijo de Dios porque tiene un corazón grande donde cabemos todos. Acudir, pues, al alma del Hijo resulta muy beneficioso para nosotros, hermanos muy necesitados, tantas veces, de consuelo.

Podemos pensar que acudir de tal manera a Jesucristo puede acarrearnos muchos problemas. Lo bien cierto es que, por eso mismo, no lo hacemos las veces que deberíamos hacerlo. Sin embargo Jesús no pone sobre la pista de la verdad: su carga es ligera y su yugo suave…

JESÚS, ayúdanos a llevar tu carga y tu yugo.

Eleuterio Fernández Guzmán


9 de diciembre de 2014

EL Buen Pastor

Martes II de Adviento


Mt 18,12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños’·.


COMENTARIO

Lo que Jesús dice en este breve texto del evangelio de San Mateo mueve mucho a reflexión acerca de nuestra vida y de lo que somos. Por eso nos podemos imaginar como aquella oveja descarriada que es buscada por el pastor.

De muchas formas nos podemos perder para Dios y para nuestra propia vida eterna. Muchos afanes del mundo nos atraen para que nos alejemos del Creador. Entonces… nos perdemos y necesitamos ser buscados.

Jesús es el Buen Pastor que busca a quien se ha perdido. Y lo hace porque tiene la misión, encomendada por Dios, de hacerlo. Y deja a quien ya cree en Él y se va a buscar a quien se ha perdido como el médico que va en busca del enfermo pues el sano no necesita sus servicios.


JESÚS, ayúdanos a no descarriarnos.

Eleuterio Fernández Guzmán


8 de diciembre de 2014

La esclava del Señor

Lunes, 8 de diciembre de 2014


La Inmaculada Concepción de la Virgen María


Lc 1,26-38

En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 

Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’. El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios’. Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y el ángel dejándola se fue
”.

COMENTARIO

Pudiera parecer que este episodio que recoge el evangelio de hoy tiene poco que ver con el hecho de que María sea Inmaculada. Sin embargo es bien cierto que el Ángel la llama “llena de gracia” y tal merced sólo puede venir de Dios y la misma hizo posible aquel gran don divino.

Pero aquel enviado de Dios se presenta ante María para decirle algo. De parte del Creador le manifiesta lo que va a pasar. No se lo plantea preguntándole si lo acepta pero María entiende perfectamente el mensaje, el sentido intrínseco del mismo.

Aquella joven, en las circunstancias por las que pasaba sólo se le pasó por el corazón decir que sí. Además, ella misma se manifiesta de una forma entregada a Dios y se nombre “esclava del Señor” o, lo que es lo mismo aceptando totalmente su santa voluntad.



JESÚS, ayúdanos a saber decir, también, que somos esclavos del Señor como supo decirlo María.

Eleuterio Fernández Guzmán



7 de diciembre de 2014

Enderezar nuestro camino



Mc 1-1-8.

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: = Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. =  = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, =  apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.  Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.    Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa  de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.’”


COMENTARIO

El comienzo del evangelio de San Mateo lo dedica el discípulo de Cristo a tener en cuenta a quien era el Precursor, quien debía presentar a Cristo al mundo. Juan, primo de Jesús, era aquel a quien había elegido Dios, y lo había puesto en el mundo para eso, para cumplir tan importante misión.

Aquel hombre era muy austero y vivía de lo que encontraba. No anhelaba nada mundano ni material sino que sabía que tenía que hacer o que hacía: bautizar. Para eso había sido puesto ahí por Dios y es lo que haría cuando Jesús se le acercara.

Juan el Bautista sabe que Quien viene detrás de él es mucho más que él mismo. Él bautiza con agua pero Quien viene, a quien no tiene, siquiera dignidad para desatarle las sandalias, lo hará con fuego y Espíritu Santo. Y eso, que suponía mucho, era perfectamente conocido por Juan.




JESÚS, ayúdanos a seguir el camino recto que lleva al definitivo Reino de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán